14/12/08

Reflexión sobre la intervención psicopedagógica en los trastornos del desarrollo

La intervención psicopedagógica abarca un campo de enorme amplitud y complejidad, y no por ello deja de ser una disciplina dinámica en constante crecimiento y variación. Cuando digo amplitud me refiero a la ingente cantidad de información que hemos manejado entre todos los grupos de esta asignatura, cada uno acorde a tu tema específico; y cuando digo complejidad me refiero a lo profundo que hemos tenido que descender en esos vastos campos para poder rescatar el conocimiento necesario y, primero, entender nosotros, y segundo, hacer entender al resto de la clase en nuestras exposiciones.

Muestra de esto mismo que digo es el informe de Mary Warnock publicado en 1967 en el que removió muchos de los planteamientos existentes y vino a aportar luz sobre la concepción de la educación especial y de los niños con discapacidades. Vino a decir que agrupar las dificultades de los niños entorno a categoría fijas, esto es, simplificar la realidad en exceso, no es beneficioso ni para los niños ni para los propios profesionales. En definitiva se acuño el término necesidad educativa especial que llega hasta nuestros días.

Dado el sistema educativo actual, son esas necesidades educativas especiales las que impediría a los alumnos proseguir por la senda estructurada en cursos, y son esas mismas necesidades a las que desde la intervención psicopedagógica, basándonos en sus dos grandes pilares, la psicología y la pedagogía, debemos dar respuesta para garantizar el objetivo de la educación universal. Se requiere, para ello, la integración de diversas disciplinas científicas.

No sólo implica un compromiso profesional este oficio, también se le puede reconocer un compromiso ético, pues tratamos con personas, que además, suelen vivir una preocupación y un estrés psicológico lo que en definitiva significa una situación de crisis sobre la que tenemos que desplegar nuestra ayuda profesional. Así pues, la delicadeza y la prudencia nunca estarán de más. Dicha ayuda profesional no existe en forma de respuestas preestablecidas, ni recetas ni ungüentos mágicos, esto es, no se limita a un conocimiento técnico sobre la materia. La intervención ha de ser reflexiva y coherente con el individuo. Se debe tener en cuenta el desarrollo personal, además del aprendizaje, y se deben contemplar para ello factores como la cultura o el contexto, u otros que puedan incidir sobre la persona.

La psicopedagogía es una disciplina relativamente reciente en comparación con sus progenitoras, la psicología y la pedagogía, lugares de donde salían los profesionales que hasta ahora desempeñaban la función de la intervención psicopedagógica. Dada su juventud es evidente que tiene mucho camino por recorrer, y no sólo en el de la educación formal, lugar donde mayoritariamente hemos centrado la asignatura, sino también en el terreno de la educación no formal.

En resumen, creo que la labor de la intervención psicopedagógica es ayudar a que la educación respete más las diferencias interindividuales, y a aprovechar la riqueza que éstas pueden ofrecer al acto educativo.

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