A pesar de no haber podido encontrar el estudio en el que se basa Eduard Punset para calificar de científicamente demostrado lo que contó en su blog hace unas semanas, me he decidido a rescatarlo con el fin de relacionar algunas ideas que allí aparecen con el ámbito preeminente al que desde la licenciatura de psicopedagogía atendemos, el educativo.
He de decir, también, que no considero que sea un acto de fé tomar como cierto lo que este divulgador científico cuenta al respecto. Existen otros autores que, desde mi punto de vista, han hecho aportaciones que vendrían a sustentar lo dicho por él:
- Por una parte tenemos uno de los sesgos exitentes en la formación de impresiones, el sesgo de negatividad (Fiske, 1980). La información negativa atrae nuestra atención y adquiere una importancia desproporcionada. Además, una vez formada dicha impresión negativa parece que es mucho más difícil de modificar que en el caso contrario, es decir, si fuera positiva. Esto sucede por dos motivos: por lo inusual y distintivo, y por el potencial peligro que supone para nosotros.
- Por otra, tenemos la dimensión afectiva y emocional, de cuyo buen estado dependerán los procesos atribucionales, el grado de control percibido, la consideración de estabilidad y variablidad en el tiempo y el espacio de las causas concebidas, y otras variables que harán que, por ejemplo, un estudiante pueda progresar adecuadamente durante su transito académico (M. Miras, 1990).
Tras lo anterior, yo, aún sin contar con la referencia al estudio científico, ya estoy en disposición de considerar como cierto lo que Punset nos trae a través de su blog, además de muy relevante para la cuestión que nos concierte, y es que parece ser que hacen falta cinco cumplidos para resarcir el efecto prerverso de un insulto. Cinco cumplidos seguidos, es decir, sin que medie entre ellos otro improperio, y que no sean vacíos, es decir, que se basen en algo reconocible por los sujetos en cuestión. Se pregunta el autor, agudamente, que será de aquellos a los que, dada su tendencia al insulto y a la descalificación del prójimo, les falte tiempo material para deshacer lo hecho o, mejor dicho, para rehacer lo deshecho.
Como últimamente se puede comprobar leyendo su blog, Punset parece entusiasmado con la idea de llevar estos estudios y, sobre todo, sus conclusiones a la gente de la calle, como él dice, a un lugar dentro de la cotidianeidad de la mayoría de las personas que permita a éstas, en última instancia, mejorar personalmente, conocerse más y mejor. ¿O quizás dicha ultima instancia sea otra más profunda?, ¿que la gente aumentara su aprecio y consideración hacia la ciencia, a costa de su mejoría personal? No lo sé con certeza, pero de ser así, sería un buen ejemplo de cómo usar un McGuffin con fines humanitarios, buscando las consecuencias de acercar los descubrimientos científicos a la gente alejada de los métodos por los que se ha llegado a éstos.
Es posible que por lo anterior, por marcarse como target la mejoría personal y la vida en pareja, y con o sin McGuffin de por medio, Punset no haya mencionado cómo esto que ahora conocemos gracias a la ciencia también puede hacermos mejorar profesionalmente, en concreto a las personas relacionadas con la educación, y más en concreto aún a las personas que se encargan de adolescentes en ámbitos formales.
Creo que cabría preguntarse, también, si esos cinco cumplidos no habrían de ser más en el caso de que la persona que emitiera el improperio fuera alguien significativo para el que lo recibe, y más aún si la transmisión se produjera en un lugar público, habitado por los iguales del receptor. Profesor, alumno y compañeros compondrían la escena.
Pongámonos en el papel del alumno receptor, el que trata de encajar la injuria, el que trata de digerirla sin atragantarse y/o sin vomitar.
(Año de repetición. 17 años cumplidos. Primer día de clase de la asignatura.)
PROFESOR. - (Con una cara mezcla de asco y sorpresa.) Pero, ¿qué haces tú aquí?
ALUMNO. - (Sorprendido ante tal comedimiento.) Pues... no sé, ahora me toca esta asignatura.
PROFESOR. - (Haciendo aspavientos de indignación.) ¡Y yo que te aprobé mi asignatura el curso anterior para no tener que volver a verte por aquí!
ALUMNO - (Mostrando en su cara los primeros síntomas de una indigestión.) Ya... vale.
El resto de esta primera clase, como se pueden imaginar, y para el que no pueda ya se lo cuento yo de primera mano, transcurre con el alumno preguntándose una y otra vez qué ha hecho, qué hizo, qué tiene que hacer para cambiar todo esto, si este no era un lugar para venir a aprender, si el aprender no se puede complementar con el disfrutar, si al profesor no le pagan por hacer de la mejor manera posible su trabajo, si esa manera es su mejor manera, si él mismo no es merecedor de una mejor manera, si tiene algo raro en la cara, si todo el curso será así, ... Esta serie de pensamientos rumiativos, y los que me he ahorrado, encuentran su fin en el sonido del timbre que indica el cambio de clase, así como también una nueva turbación, un nuevo miedo a un recibimiento tan cortés por parte del próximo profesor. Buen modo de empezar un curso, ¿no les parece?
¡Con qué poco se puede remover tanto! ¡Con qué poco todo sería distinto! Grita ahora en su interior ese repetidor.
Y ya que menciono los gritos, ¿resonarán los ecos de estos estudios dentro de los departamentos de los balcanizados institutos de educación secundaria? Probablemente corran la misma suerte que la serie de características propias del buen docente que, cierto día en una asignatura de la licenciatura, nos presentaron haciendo referencia al estudio de donde procedían.
- Flexibilidad.
- Amor al contenido.
- Tener en cuenta y administrar la singularidad.
- Sentido del humor.
Esta última característica, que aparece en mi cosmovisión como una de las más valiosas, creo que es, precisamente, la que la que más echaba en falta el anterior profesor, o mejor dicho, sus alumnos. Quizás su nivel de hormonas de la felicidad, endorfinas, fuera más bajo de lo deseado, quizás también, por ejemplo, la noche anterior a lo narrado no disfrutó de "Cantando bajo la lluvia". Y así, mediante una escena ad hoc de la película con la mayor capacidad para producir endorfinas conocida, les dejo mi particular consejo.
10 comentarios :
David! al leerte, me quedo con algunas de tus ideas:
El SESGO DE NEGATIVIDAD. Dichosa información negativa y cómo su distintividad y falta de frecuencia hacen que se ancle en nosotros con difícil remedio. Aunque queramos luchar contra ella, nos resultará complicado hacerla desaparecer: hace falta mucha clarividencia y objetividad, algo que no suele estar muy presente en lo más interno de nosotros; en muchos aspectos somos pura emoción...
¿Pero qué pasa si no queremos deshacernos de este sesgo negativo? Pues... usando el dicho popular... “apaga y vámonos”. En esta tesitura de frustración me encontraba yo hace una semana cuando intentaba, ingenua de mí, hacer ver a una amiga que la idea que se había formado de alguien a quien yo apreciaba... ¡estaba basada en infundadas percepciones!
Unido con lo que decía más arriba, y como tú ya relacionabas: las EMOCIONES... y su enorme influencia en los procesos atributivos... ¿qué ocurre si una persona no se valora lo suficiente, si su autoestima está rozando niveles preocupantes, si no recibe un feedback positivo de su alrededor...? probablemente, y a pesar de una posible fuerza de voluntad importante... sus expectativas se verán mermadas, no sólo hacia la concepción de ella misma, sino también acerca de lo que quiere conseguir del mundo. Y es aquí donde me gustaría hilar lo de los cinco cumplidos que Punset señalaba y tú recogías... ya me habían hablado de esto... Me quedo con tu frase de “ ¡Con qué poco se puede remover tanto!”.
Desde luego... me entristece muchísimo pensar que hay personas, y no pocas, que usan el descalificativo a los demás como algo habitual, casi como forma de relación (¿Nadie les ha enseñado otna cosa...?) no sólo no parándose a pensar en su repercusión en el otro, normalmente nefasta, sino sintiéndose con la íntima potestad para hacerlo, intuyo que creyéndose superiores...
Pero, y si cabe, me entristece aún más darme cuenta de que, la historia que compartías es algo que... realmente ocurre, no es ficción. ¿Cómo se puede autorizar a alguien para que sea profesor (en este caso no maestro), desde cuya posición se dedicará a ir repartiendo perlas entre sus alumnos a diestro y siniestro?
En fin...
“Short people have long faces and
long people have short faces.
Big people have little humor
and little people have no humor at all!
Make 'em laugh”
Gloria! al leer tus ideas éstas me suscitan otras nuevas:
Respecto al sesgo de negatividad y la información negativa, probablemente ya esté estudiado y definido pero, no sé si es la "falta de frecuencia" de ésta o más bien la "reticencia a encontrarla" que tenemos por nuestra parte, la que hace que se grabe en nuestra memoria con más consistencia que la positiva. De ahí la necesidad de recibir varios cumplidos para borrar un insulto. Piensa que hay gente que, lamentablemente, vive rodeada de de estos últimos, para los que es muy frecuente su presencia.
Cuando mencionas lo de las emociones vuelve a refrescarse en mi memoria el genial texto con el que el curso pasado tuvimos la oportunidad de aprender cuán importante es la dimensión afectivo-emocional, cuán olvidada está, como se puede comprobar en la historia que comparto, y cuanto cuanto cuidado y "cariño" necesita para que el individuo pueda progresar en el resto de dimensiones. Me refiero, como supondrás, al texto de Mariana Miras (http://tiny.cc/ghwIX)
Lo del (mi) profesor tiene explicación, o eso quiero pensar. Su exacerbado amor al contenido puede que engullera al resto de cualidades deseables para el docente, dentro de las cuales debería sobresalir, en mi opinión, la que se desprende de la escena: "Make'em laught, teacher"
David, muy gracioso lo del vínculo! : )
Fue un buen texto, sí, que nos hizo dar vueltas a un tema tan complejo y subjetivo como es el de las emociones. Qué importantes éstas, junto a aquellas cualidades de las que el (tu) profesor carecía, a la hora de abordar el complejo proceso de enseñanza-aprendizaje...
Al hilo de esto (o al menos al hilo de lo que yo tengo en la cabeza...) hoy en clase de “Intervención” hablábamos del “aprender a pensar”, ese “algo” aún demasiado olvidado en la escuela, y de las dos alternativas posibles para trabajarlo:
- Enfoque de habilidades o directo: considera que en el aprendizaje de las asignaturas del currículo la presencia de los contenidos específicos impide al alumno centrar su atención en los procesos de pensamiento. Defiende dedicar tiempos concretos para enseñar a pensar.
- Enfoque de inculcación en el currículo: es el aprendizaje en muchos contextos, y no fuera de contexto, el que permite al alumno tomar conciencia de la utilidad de una misma estrategia en situaciones distintas y lo que le ayuda a ajustar su aplicación a cada problema o tarea específicos.
Aparte de debatir, en pequeño grupo, cuál de las dos alternativas nos convencía más... hemos empezado a divagar acerca de lo difícil que nos parecía enseñar a un niño a pensar. Más tarde, y es lo bueno de compartir ideas e ir tirando, hemos llegado a la conclusión de que quizá no era tan difícil, sino que, al ser alumnos tradicionales, en un sistema de enseñanza tradicional, se nos había quedado, en algunos aspectos, la actitud también tradicional y algo anquilosada de echarnos las manos a la cabeza frente a aquello que “se complica” y que, en líneas generales, no hemos tenido la suerte de disfrutar como alumnos.
Yo creo que con paciencia, atención y, de nuevo, “cariño”, así como “respeto al alma infantil” (lo leí el año pasado en una experiencia de innovación curricular y nunca se me olvida) podremos llegar a una clase y no tener miedo de sentarnos junto a nuestros alumnos y preguntarles, saber qué opinan, hacerles que razonen y construyan... dejando por fin de ser unos tristes receptores pasivos y dejando de ser algunos profesores unos amargados con “caras largas” : )
Hola
Hoy me estaba paseando un poco por blogs de 5º o 6º ;)
Y la verdad que me ha encantado (primer cumplido).
Conocía este tema pero contextualizado en investigaciones de conflictos de pareja. La verdad es que es curioso e inquietante. Recordaba, mientras te leía David u os leía a los dos, a Daniel Pennac y su libro de Mal de Escuela. Creo que ahí también se relatan algunas anécdotas como la que cuentas.
Por suerte los seres humanos somos bastante complejos, flexibles, imaginativos y dados a sorprender. De ahí que lo de los cinco cumplidos y el daño de un insulto o crítica negativa, sea probablemente más relativo. Las expectativas de la persona que escucha son por ejemplo fundamentales, o desde dónde está escuchando (algo que trabajaramos extensamente en HHSS). Eso, por cierto son algunos ejemplos de procesos que se pasan por alto y son fundamentales. Espero que tengamos tiempo de trabajarlo en el 2C. Desde luego os leo y me alegro, porque sé volveremos a trabajar juntos, y eso es un privilegio (segundo cumplido).
Me resulta un desafío de lo más generativo leeros, me animáis a ir más allá, ja... estáis subiendo el listón de mis expectativas.
Bueno David, de nuevo me sorprendes gratamente. A tu creatividad (tercer cumplido), le sumo y aprecio, esa sensibilidad que tienes (cuarto cumplido), sumado a otra cualidad, la discreta humildad que también muestras (quinto cumplido).
Bueno, tendré que buscar el blog de Punset, que ni siquiera sabía que tenía.
Gracias, ha sido una lectura de lo más estimulante.
Un abrazo para los dos
Alejandro
Qué interesantes las perspectivas que comentas, Gloria, aunque te lo diga con algo de retraso... ;)
Hoy por hoy, me conformaría sobradamente con que la primera de ellas fuera una realidad, pues implicaría, al menos, la consciencia por parte de los profesionales de la educación de que el sistema utilizado (estancos de conocimiento, estancos de alumnos, estancos de tiempo, etc.) no es el más propicio, y cada vez lo será menos, para que el alumno despegue en su capacidad de "aprender a aprender", habilidad sin la cual en el futuro, tal como hoy en día lo es la lectura, la escritura y el cálculo, nos podríamos considerar analfabetos. Ese me parece el reto.
Si al menos fueran sólo los profesores los de las caras largas... no, mejor no, retiro lo dicho, pues en realidad el sistema educativo debería ser lugar de todo lo contrario, ahí aprenden tanto alumnos como profesores, y para ello mejor tener en buenas condiciones nuestra dimensión afectiva.
En vez de tanta burocracia y control yo haría que todos los docentes un domingo por la noche, cada mes o dos meses, vieran Singin' in the rain, para comenzar bien la semana, ja!
El libro que comentas, Alejandro, es uno de los que más me ha ayudado, y eso que no lo encontré en el estante de "autoayuda", para redescubrir y comprender en mayor medida parte de mi historia escolar. Algunos capítulos lograban emocionarme. Otra obra imprescindible, junto con la anterior película, para los que se dediquen a la docencia.
Te aseguro, como supongo que también lo podría hacer alguien más, que estas "miguitas" de pan que vas dejando ante la llegada de del 2C y de la asignatura de HH.SS. hacen que la motivación por afrontarla dispuesto a explorar todo lo que encuentres por delante aumente mucho. ¿No será que estás utilizando incluso antes de que comience la asignatura la técnica del suspense con tus alumnos? ;)
La dirección del blog de Eduard Punset es su nombre junto y un .es al final, aunque lo que sí que merece la pena es su programa semanal, Redes, que lo puedes encontrar a través de su propio blog.
Gracias por los cumplidos Alejandro, aunque supongo que sabrás que no tenías nada que remediar con ellos, no? jaja.
Un abrazo para cada uno.
Ja...
Entonces, ¿qué efecto genera un cumplido o 5 cuando no tienen nada que remediar? ¿pueden generar cierto efecto amortiguador para cuando se recibe alguno negativo? ¿caen en saco roto? ja..
En fin... seguiré con lo de las miguitas...
Un abrazo
Alejandro
PD: Estoy tratando de bajarme le peli de all the angels have wings.. o algo así..
No sé... creo que cuando los cumplidos no tienen el objetivo de paliar el daño causado por algún insulto anterior, supongo que seguirán teniendo efecto... no, es más, me atrevo a afirmarlo!
De alguna manera hacen que el que los recibe, a parte de aumentar su autoestima, otorgue al otro un cierto... "beneplácito" (no se me ocurre otra palabra, que seguro que la habrá) a partir del cual un insulto cobraría un significado distinto... quizás mayor trascendencia e importancia para el que lo recibe pues su propensión a recibirlos habría disminuido tras los cinco, o un, cumplidos.
También creo que entraría en juego lo que comentabas anteriormente, las expectativas del que recibe y desde dónde lo hace. Y también si los cumplidos se ajustan a la representación de sí mismo de la propia persona que los recibe...
No sé por qué, pero siento un ligero impulso o tendencia a relacionar todo esto con los niveles de desarrollo moral, con el sistema del yo y con la identidad... casi nada! tengo que comer aún muchas miguitas de pan para emprender tamaña empresa, jaja.
PD. Atención al título del programa de Punset de hoy: "Educar para fabricar ciudadanos"
Un abrazo.
¡Hola a los dos!
Qué gusto tener para leer una conversación así.
Cumplidos que no remedian daños pasados, autoconcepto y la siempre atrayente “identidad”, críticas a una educación estancada y con estancos, retos, redes : ); expectativas que suben, o miguitas de pan envueltas en un suspense (¿intencionado?) por parte de Herr Direktor para seguir, siempre, yendo más allá.
Hola David:
Llego a este blog, a día 11-02-2010.Una alumna de 4º, que por su sed de conocimiento, decide enfrascarse en una nueva aventura, que implica el poder ir a case de 5º
El miércoles, me compré el libro de Elsa Punset "INOCIENCIA RADICAL", (acabo de poner esto en un post tuyo anterior" el del video del nacional geografi,me refiero al título,¡que curioso.¡, y ahora voy y me encuentro con el padre...).
LLegue a esta autora, a través de un blog, que tenía un enlace con una entrevista de ella en una radio.
Yo si creo,en lo de las 5 palabras, en número no es lo importante, es la esencia del mensaje, la belleza que encierra, el subsanar un dolor, con abundante generosidad..
Presuponemos que la persona tiene expectativas, y ¿ si no las tiene? ¿ o no se lo espera?, porque quizás del contexto donde viniera es impensable. Por ejemplo en un caso de una violencia de género (tanto femenina ,como masculina).Generaría un impacto tal que podría dar paso al amor,afecto,confianza,ternura,apoyo(5).
Podría ser que el matiz, está en el contexto de nuevo, o el contexto está en el matiz.
Te regalo un fragmento del libro y si quieres me lo puedes pedir en confianza:
" El problema yace más bien en el poco tiempo que dedicamos a la compresión de quienes somos.Vivir sin capacidad de commprensión y transformación equivale a vivir pasivamente, presos de los compartamientos atávicos y de las crencias trasnochadas que todavía rigen en la vida de la mayoría. Sin duda, uno de los grandes cambios sociales que se avecina responde a la necesidad y a la certeza,que están empezando a calar en la sociedad,de que así como nos pueden enseñar a odiar y a temer,también y de forma urgente,necesitamos que nos enseñen a sacar partido deliberadamente, a la enorme capacidad que tenemos para amar y para crear."
Sigue más .., pero es, muy tarde,..
Encantada de sentir,percibir y compartir una sensibilidad exquisita(ayer en clase), la tuya , la de esta autora.
Me gustó estrechar tu mano, como un : " que bueno te encontré(nos encontramos), y no me equivoque"(vaya chasco), ."Buenisimo esto de la identidad virtual saludable "
1 beso
Gracias por el fragmento, Carmen.
Es muy interesante lo que dice, va en la misma líena que lo que cuenta su padre: la necesidad y el reto que supone educar lo emocional. Empecemos por atenderlo.
Será saludable para todos.
Nos vemos por la facultad :)
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