7/3/10

Coherencia


coherencia.
(Del lat. cohaerentĭa).
1. f. Conexión, relación o unión de unas cosas con otras.
2. f. Actitud lógica y consecuente con una posición anterior.

Pasado ya algo más de una semana y asimilada la experiencia, cuando las aguas vuelven a discurrir por su cauce, la angustia me permite dormir con moderada tranquilidad y ya soy capaz de reconocer los cumplidos, más o menos ajustados, y encontrarme en ellos, accedo a llevar a cabo este humilde acto de gratitud. Devolver a la blogsfera, por la que pululan, para gusto del que escribe, personas cercanas y admirables, unas ya conocidas y otras recién encontradas -todas vinculadas- las reflexiones que me ha permitido elaborar mi corta, pero más que intensa, experiencia en el IV Encuentro de Innovación en Docencia Universitaria.

Aunque, para ser sincero (cómo si no podría yo hablar de esto), mi contacto con la realidad que allí tuvo lugar aquella tarde del jueves 25 de febrero alumbrada por unas oscuras nubes, de cuya generosidad pudimos disfrutar durante el trayecto que separa el restuaurante más cercano del salón de actos del Edificio Multidepartamental del campus de la UAH en Guadalajara, se remonta a lugares distintos y tiempos anteriores. Ese salón de actos estaba presidido por una mesa rectangular y alargada. De esas he visto unas cuantas, pero la invitación con la que me topé la mañana del día previo a mi último examen de febrero, donde debía depositar en un papel todo lo que mi memoria había sido capaz de almacenar durante el resto de aquella mañana y el resto del día (contando ya con los esquemas previos que el asisitir a clase para escuchar al profesor me había proporcionado, no seamos malos), hacía referencia a otra mesa. A otra concepción de mesa, más bien, pues el adjetivo redonda alude, en este caso, no a la geometría del mueble, sino a la geometría de la relación que establecen los que hablan desde detrás de la mesa.

Desde que acabó la reunión donde me transmitieron esa invitación, comenzó mi proceso de "coloque", como lo hemos denominado en las últimas clases de HH.SS. (Aclaro, para los que aún están más despistados que yo, que dicho proceso se refiere a desde dónde llegas a afrontar una determinada situación que implicará relacionarte socialmente. Gloria también lo explica más detalladamente en su blog), pero las vivencias y realidades de que me nutrí para rodearme de los agumentos que decir o, mejor dicho, con los que jugar en aquella mesa redonda, se han ido sucediendo a lo largo del tiempo que llevo en la Licenciatura de Psicopedagogía.

Lugares y momentos que en un principio podían llegar a ser un poco exasperantes, por qué no decirlo. ¿Dónde está el guión? ¿Dónde caen los límites? ¿Y las instrucciones? ¿Cómo, que esto se construye entre todos? ¿Y poco a poco? ¡Vaya! ¿No viene dado de antemano? ¡Pero bueno!... ¡¿Y así pretenden que aprendamos lo que tenemos que decir en el examen?! Y así, muchas otras preguntas nacidas de la incertiduembre. Pues sí, aprenderás, y mucho y más trascendente que sólo eso. Quizás la trascendencia es que a todas esas preguntas has de responder tú, si quieres. Quizás la trascendencia se encuentre en la propia existencia de tales interrogantes. Tú, que siempre has tenido que balar cuándo y cómo te lo decían, ahora eres libre, puedes moverte.

De la geometría del mueble no es que sea ningún experto, pero sé distinguir una mesa redonda de una que no lo es, e incluso de un armario de cocina. De geometría de las relaciones entre personas sentadas detrás de una mesa y ante no sé cuantas decenas de personas, ni soy un experto, ni sé o, mejor dicho, sabía distinguir, hasta que allí me encontré. Por ello, pregunté días antes al que haría de crupier en qué iba a consistir aquello. Me dijo que temía que tuvieran lugar seis mini-ponencias en vez de una conversación más o menos fluida. Hice de su temor mi tabla de salvación. Me prepararía para cada una de las preguntas dirigidas al alumnado: "veamos, asistentes, ahora voy a responder a la pregunta nº3, ¿la tienen localizada?, estén atentos para tomar nota de lo que voy a decir". Quizás habría que haberle añadido al, ya de por sí acertado, lema de este IV Encuentro de Innovacón en Docencia Universitaria "Dejar hablar al alumno... para conversar con él, para construir juntos"

Y es que, como me siento más cómodo delante de una pantalla y tras un teclado, que delante de decenas de butacas llenas y tras una mesa, redonda o cuadrada, y un micrófono, puse todo mi empeño en diseñar mi mini-ponencia, en detallar los nexos que unirían mis ideas, en elaborar éstas y, sobre todo, en la conclusión. Como, no sé si por mi poca habilidad como jugador de mesa redonda o por la escasez del tiempo de que dispusimos, no pude exponerla, ahora que, como podrán adivinar, estoy delante de una pantalla con un teclado entre mis dedos, les cuento mi conclusión o, quizás sería mejor llamarlo, conjetura.

Se trata de las creencias epistemológicas, es decir, de cómo se considera la naturaleza del conocimiento y, consecuentemente, su aprendizaje. Esto es especialmente interesante si atendemos a los docentes, pues estas creencias actuarán en la práctica como teorías implícitas que la acabarán guiando. En cierto modo, dichas creencias, dichas verdades, cualesquieran que sean, supondrán sus límites de actuación.

Según un estudio que, vaya la casualidad, me llegó tiempo atrás de parte de uno de los organizadores de este evento, se entiende que en cuanto a las creencias sobre la naturaleza del conocimiento existen dos determinantes con varios indicadores: 1) la certeza del conocimiento, donde habría lugar para, por ejemplo, el grado de convicción cuando se trata de la verdad o falsedad del conocimiento, o la propia amplitud o restricción del concepto de verdad; por otra parte se encontrarían 2) los criterios de verdad que se compondrían de la fuente de la evidencia, el modelo de justificación o el caracter absoluto o problemático de la justificación. Por otra parte, en cuanto a la adquisición del conocimiento los componente serían 1) la inmediatez del conocimiento (si no te das cuenta a la primera...) y 2) la distribución del conocimiento (el maletín del profesor cargado de conocimiento con el que entra a la clase dispuesto a repartirlo).

¿Cuál es la posición ideal del docente respecto a tales aspectos? Me atrevo a decir que la posición ideal no hay que buscarla en algún lugar entre los extremos de las dimensiones antes citadas. Creo que la posición ideal sería la que, primero, permitiera al docente percibir tales indicadores y, segundo, la que le permitiera avanzar desde un realismo ingenuo hasta el constructivismo, pasando por el relativismo. Un docente explorador y crítico consigo mismo. Orientado hacia la contínua mejora.

¿Qué se hizo en aquél encuentro sino disponer un espacio para que se construyera el conocimiento, entre alumnos, profesores y demás curiosos; para que cada uno, de manera más o menos activa, hablando o escuchando, sintentizando o comparando, comprendiera, encontrara un sentido y diera un significado propio a esto de la innovación docente y del aprendizaje autónomo? Creo que la teoría implícita que había detras -explícita en las formas- es desde la que se concibe el conocimiento como un juego dialéctico y problemático, como una construcción, siempre abierta a replanteamientos, siempre a través del pensamiento reflexivo.

Bien habrían podido Leonor Margalef o Alejandro Iborra, para algunos de los alumnos de Psicopedagogía y de otros entornos de aprendizaje, dos verdaderos exponenes de la innovación educativa, habernos presentado sus tesis y reflexiones sobre el tema, pero no lo hicieron. Fueron coherentes. Permirieron experimentar a los invitados la coherencia.

De la misma manera que no es lo mismo leer en un diccionario el significado de una palabra que experimentarla. Creo que esa es la sencilla idea que hay detrás del trailer de mi película favorita. Vertigo. Aunque les anticipo que el vértigo dentro de esta macabra historia de amor es lo de menos. McGuffin lo denominó su director.

7 comentarios :

Paloma dijo...

Hola David.

Aquí estoy.
Vuelvo a disfrutar de tu escrito encontrando detalles como sucede con mi película favorita.

"La geometría de la relación que establecen los que hablan..."¡Qué bueno!

"Acostumbrado a balar...eres libre y puedes moverte" ¡Me encanta!(Añadiria acostumbrado a balar ahora puedes bailar)

Me reconozco en el proceso de desarrollo de esta carrera y me hace pensar en las expectativas con las que llegué y las que se han ido generando que eran siquiera impensables.

Tu escrito, me sugiere también la metáfora de la "tabula rasa" para volver a entenderla como obsoleta. No llegamos sin conocimientos, sin ideas previas, sin experiencia. Como entiendo en el post, aquellas ideas que llevas como alumno también hay que cuestionarlas y sacarlas, falsarlas o validarlas en cada tramo del camino. Ésto me lleva a pensar de manera analógica, que tal vez podamos movernos en el continuo coherencia-incoherencia, ante otros y ante nosostros mismos. Cuando se producen cambios creo que ahi momentos de sorpresa y desocloque que pueden interpretarse como incoherencias pero que son necesarios para evolucionar y como tú dices cuestionar nuestras creencias sobre posiciones más digitales o estáticas, sin miedo a dudar.
Personalmente, abogo, por un poco más de flexibilidad ante los conceptos, fruto de mis formaciones Debemianas.

Como dices al final

" Conocimiento como juego dialéctico y problematíco, como construcción, siempre abierta a través del pensamiento reflexivo"

Lo bueno será, una vez de vuelta al sistema, no perder ésto de vista.

Gracias por enriquecer la blogsfera, el uso del lenguaje y generarme nuevas ideas sobre las que pulular. Ah! y por ese recuerdo de "Vertigo" que puede ser como dices, el aliciente para hacer cosas impensables que nos lleve hacia destinos menos explorados.
Eso si, espero que con mayor acierto que el protagonista de la película.

kiss
Paloma

Gloria Nogueiras Redondo dijo...

Supongo que, si queremos ser coherentes, como coherente es este post en el que destapas lo que sentiste en una ocasión tan especial como las Jornadas, como coherentes fueron Alejandro y Leonor, tenemos que reconocer de dónde venimos (también a donde vamos, aunque esa es una cuestión más difícil de dilucidar). Por eso me gusta que, para hablar del presente, menciones el pasado (“... a lo largo del tiempo que llevo en la Licenciatura de Psicopedagogía”). Yo también, cuando hablo (o pienso) de (sobre) mi presente no puedo evitar darme cuenta de cuánto (no sólo en cantidad, sino también en calidad) me he llevado en este último año y pico.

Hablas de tu descoloque, de tu necesidad de certezas y de tu inseguridad frente a lo no pautado, yo también te he oído hablar de lo que sucedió finalmente y de cómo las cosas, aunque no sean como las esperamos (quizá a veces son mejores) van saliendo. La semana pasada hablábamos en Habilidades Sociales de lo que puedes hacer a la hora de poner a prueba una hipótesis: verificarla / falsarla / “ir más allá”. No me adentraré en tu teoría del “más allá” para no entrar en disputa, jaja, pero me quedo con cómo mientras verificar algo no nos aporta nada nuevo, falsar nos enriquece, porque pone en entredicho nuestras creencias y eso hace que nos cuestionemos, que intentemos responder y que... según lo veo yo, crezcamos.

Como a Paloma, me gusta mucho cuando hablas de “la geometría de la relación que establecen los que hablan detrás de la mesa”. Una “mesa redonda” te hacía inferir que las relaciones que en ella se establecerían irían en consonancia: circulares, recíprocas, con la calidez del uno junto al otro y frente al otro. Me preguntó qué forma tienen estas relaciones tan deliciosas que unos cuantos hemos empezado a tejer en la “blogsfera”.

Un abrazo fuerte.

David Herrero dijo...

Hola Paloma.

Qué alegría para mi blog que vuelvas por aquí a regalarme (nos) tus siempre sugerentes comentarios!

La verdad es que Vertigo tiene algo especial. Tras mi primer visionado de esta obra me quedé un tanto insatisfecho. La película era larga y densa, de una arquitectura difícil, no sólo por estilo de Hitchcock tratando de otorgar a cada escena de la película la máxima carga emocional, la historia, esa doble historia, primero de destrucción y después de reconstrucción, o a la viceversa si adoptas otro punto de vista, requiere de tiempo y atención para ser disfrutada en su plenitud, aunque, también hay que decirlo, su fotografía, su ritmo, su atmósfera, sus planos que son como cuadros, su música, su misterio, sus escenarios, las cuestas de San Francisco... harán que verla otra vez sea una experiencia más que apetecible.

Me permito presentarte el siguiente fragmento del libro “El cine según Hitchcock” una serie de entrevistas por François Truffaut (otro grande) que han sido durante mucho tiempo mi libro de cabecera:

“Es la situación fundamental del film. Todos los esfuerzos de James Stewart para recrear la mujer, cinematográficamente son presentados como si intentara desnudarla en lugar de vestirla. Y la escena que más me interesa es cuando la muchacha vuelve después de haberse teñido de rubia. James Stewart no está completamente satisfecho, por qué no se ha peinado el cabello formando un moño.¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que está casi desnuda ante el, pero todavía se niega a quitarse la braguita. Entonces James Stewart se muestra suplicante y ella dice "está bien, de acuerdo", y vuelve al cuarto de baño. James Stewart espera. Espera que ella vuelva desnuda esta vez, dispuesta para el amor”

David Herrero dijo...

Gloria...

He seguido reflexionando sobre la postura que adopté el día de la foto en clase de HH.SS. donde defendía, si no recuerdo mal, que el ir más allá, en principio, no está al alcance de todos o, mejor dicho, no todos tienen, en principio, la posibilidad de ponerlo en práctica.

Es indescriptible la sensación que obtengo tras una profunda navegación por mis cábalas donde trato de, e incluso lo consigo a veces, llegar a ver una interrelación entre todos los conceptos que van surgiendo en este camino constructivista que nos ha brindado Alejandro en su asignatura predilecta. Aún así, no me quiero precipitar. Vísteme despacio, que tengo prisa.

Tres modelos de motivación, tres momentos de intervención, tres modos de exploración, tres objetos donde centrar la atención... Qué maravillosos esquemas se dibujan en mi imaginación! Qué profunda motivación de experimentarlos! Que intensa ilusión por aprender!

Una de las relaciones que vislumbro, como iba diciendo, es la que une la intervención en el mismo momento, en el durante, con la forma de comprobar tus hipótesis que consiste en ir más allá. Sería como dilatar el tiempo. Como enriquecer tu adaptación al medio. Al medio social, desde una más ajustada gestión en intervención personal.

Si generalmente nos movemos mediante esquemas prefijados, es decir, utilizamos y nos servimos para avanzar de la asimilación: la internalización de un objeto o un evento a una estructura comportamental y cognitiva preestablecida; quiere decir que perdemos muchas oportunidades y posibilidades durante los momentos de relación social. Actuamos siguiendo patrones, sin hacer ipso facto un análisis de adecuación a la situación. Si en su lugar estuviésemos abiertos a la acomodación en dichos momentos, eso sí, un tipo de acomodación especial que permitiera una lectura más profunda del contexto de lo que es habitual... Alejandro, ¿puedes responder a eso, ya que nos has metido en esto?

Son muy interesantes las intervenciones previas y las que son a posteriori, pero ¿qué supone en realidad una intervención durante el mismo momento? ¿Qué, una asimilación, en cierto modo, agilizada?

Las relaciones que estamos tejiendo esos cuantos... me atrevería a decir que son cálidas, más allá de su disposición geométrica. Espero que esa calidez nos ayude a combatir el previsible frío que nos encontraremos el próximo fin de semana en esa casa rural perdida del mundo. ¿Tendrá algo que ver el número fi en esa supuesta relación geométrica?

Un saludo, queridas mujeres de lo más sugerente.

Gloria Nogueiras Redondo dijo...

David...
El número tres (tras el número fi) que ya sea porque estás activado, ya sea porque tu hipótesis es plausible, aparece últimamente en la mayoría de los nuevos territorios que exploramos.
Sobre la intervención en el “durante”, sobre esa dilatación en el tiempo de que hablabas... ahora me pregunto si eso es lo que has estado haciendo en los últimos días...
Es curioso cómo lo que aparentemente puede parecer un menor aprovechamiento de las relaciones sociales puede estar, en realidad, enriqueciendo tu perspectiva de otra manera... observar, buscar patrones, internalizar, adecuar, asimilar (¿agilizadamente? ¿pierde esa asimilación al estar más concentrada en el tiempo? ¿o por el contrario gana porque previamente habíamos dilatado nuestras experiencias?)... supongo que así estamos en mejor disposición para... cualquier cosa, en realidad.

Saludos desde el otro coche.

David Herrero dijo...

Ahora me pregunto yo, Gloria, qué significa esa dilatación en el tiempo, esa ausencia de ansiedad y de impaciencia, ese remanso de prudencia por donde circunnavegamos mcguffins... ¿Habrá sido el camino inconscientemente seguido desde las líneas maestras que quedaron dibujadas en aquel post-guión inaugural del curso...?

...la felicidad se encuentra en la antesala de la felicidad... Elementary, my dear Punset. Como bien dice Gloria, y está empíricamente demostrado, lo aparente no es la realidad.

Kisses to you.

Alejandro dijo...

Ay pero qué geniales que sois los tres.

Bueno, habéis dicho más de lo que quiero decir ahora.

Más adelante vais a poder aplicar gran parte de estas conjeturas, sobre cómo gestionar sobre la marcha, durante la experiencia, no sólo antes y/o después. En gran parte de eso se trata, como apuntaba hoy Gloria, para gestionar incidentes y aprovecharlos, o algo así.

Sigo pensando que aún queda lo mejor.

Si hay tiempo podemos desarrollar el proceso de allendear. Justamente aprendimos bastante sobre eso en el último curso que nos dio John el pasado diciembre, otro genio en su disciplina, como Hitchcock y Truffaut.

Sigo pensando que el primer día ya estaba todo sintetizado y si no, ya lo veremos ;) El año pasado ya lo intenté hacer así, pero éste aún creo que salió más redondo.

Pero este año hay otros desafíos y mañana afrontaremos probablemente uno de ellos. Hay una serie de opciones abiertas en este momento...

Bueno, gracias de nuevo por seguir elaborando.

Ah... no sé si todo el mundo puede ir más allá. Bueno, sí lo sé. Sí pueden, otra cosa es si quieren, eso va primero.

Creo que lo principal ya lo habéis dicho.

Me encanta volver a un blog tiempo después y ver cómo se ha desarrollado un tema.

Y de vértigo qué decir, me encanta esa película.

Un saludo

Alejandro