30/3/10

Reflejos en espejos

No sé bien a qué se debe la cantidad de días que separan mi último post de este. Se podría decir que han sido muchos días, no si los comparamos con el ritmo habitual de este blog, ya que incluso creo que es arrítmico, pero sí si los comparamos con el discurrir de las sesiones de HH.SS. y sobre todo con la cantidad de impresiones, conexiones y conjeturas a que han dado lugar éstas, y que no han ido encontrado un reflejo escrito en este espacio digital.

Reconocida la inactividad aparente -aseguro que sólo es aparente, y más para quien sólo mire a través de este blog- lo siguiente que quiero es explicar el motivo de este post, los diversos cauces de influencias que han logrado que no sólo ya haga click en "nueva entrada" y me quede mirando la pantalla en blanco mientras se suceden las canciones y más tarde los discos en Spotify, sino que además intente articular y dar coherencia narrativa a los elementos de mis experiencias en estas últimas semanas.

Hablaba el otro día con la entrañable y cautivadora Paloma, quien afortunadamente se resiste a desligarse de las clases de HH.SS. y de lo que ellas conllevan, sobre la aparente confusión -no creo que llegue a error, ni mucho menos- en la que podemos caer los asistentes. Era a raíz de un comentario mío en otro blog donde decía que a veces recordaba que el título de esta asignatura comienza por "Desarrollo de programas en..." y es que, por lo que se puede percibir, tal como plasmamos Paloma y yo en aquella imprevista conversación, parece que nos tomamos esta asignatura con ánimo distinto al que propone su título, y me pregunto yo si no será por lo que predispone su responsable. Parece como si todos quisiésemos salir fortalecidos, engrandecidos, mejorados, distintos, en definitiva, al personaje torpón y sin capacidad de análisis que entró por la puerta el primer día (aunque la mayoría entró el segundo). ¿Qué objetivo es más general, entonces? ¿Cuál engloba y se alimenta de cuál?

Yo, de momento, no puedo emitir una respuesta más que duda, y curiosidad. Si bien es cierto que al menos, que yo recuerde, en dos momentos Alejandro nos ha pedido que nos fijáramos en el aspecto programático de lo que estaba aconteciendo, no lo es menos que tanto la metodología donde nos movemos como la base epistemológica que subyace a los contenidos con que trabajamos, predisponen al alumno, de manera irremediable, a tratar de reconocerse en cada reflejo, destello y claroscuro descubierto por el camino. ¿Por qué jugar a recomponer las piezas del espejo y luego atreverse a mirarse en él? Es tentador, pero no por ello fácil.

Por mi parte, y contando con las inestimables de algunos más, he buscado reconocerme en cada uno de los indicadores y descriptores de nuestra subjetividad que hemos ido descubriendo, abordando y construyendo hasta la fecha. Un camino plagado de trinomios que conformaban luces, lentes y ópticas desde las que explorar más detallada y conscientemente nuestra experiencia. Pero sé, o así lo contemplo al menos, que el verdadero reto es no quedarse en la retórica, en esta palabrería que, por mucho que cueste articular para luego plasmarla en un papel o una pantalla y así recibir posteriormente cualquier tipo de refuerzo gratificante, no son más que caracteres negros sobre un fondo blanco. No es por hacer justicia al título de la asignatura (“Desarrollo en programas…”) si por tratar de ser coherente. Mientras, estamos tratando de llegar a poder serlo.


Esta semana de agradecido repostaje es otro de los motivos antes comentados, y el último, que se podría derivar del anterior, es última película de Wong Kar-Wai, My Blueberry Nights. Un poeta de las imágenes que le gusta mostrar historias sobre el desamor. Este director suele procurar un cuidado tal a lo visual que, para algunos, las historias que cuenta pueden llegar desvanecerse entre tantos planos, colores y encuadres excesivamente creativos y pretenciosos. En esta película lo visual prima, impresiona y reconforta, los personajes pueden ser vistos a través de cristales, con reflejos y luces casi siempre dentro de los planos… pero aquí, la historia no queda en segundo plano, sino que la encaja, como sólo podría hacerlo alguien con su extraordinaria sensibilidad, en toda esa aparente artificiosidad. Una historia donde la protagonista trata de encontrarse a sí misma y lo hace explorando gentes y lugares, reconociéndose en cada reflejo, destello y claroscuro… sólo así, finalmente, sabe lo que buscar.

Se me olvidaba. Este director de cine honkonés comparte el mismo buen gusto por la música de sus películas que Q. Tarantino, uno de los responsables de su impulso en occidente. En este montaje con escenas de dicha película lo pueden degustar:


3 comentarios :

Alejandro dijo...

Hola

Menos mal que existen semanas de repostaje, como las llamas, necesarias para todos, desde luego para mi.

Gracias por esta descripción de tu proceso. Iremos recuperando lo de los programas progresivamente, pasará de ser fondo a ser figura y viceversa. Habrá otras habilidades más presentes y otras que seguirán pero a un segundo plano. La verdad es que aún queda, y lo que queda es lo mejor, o eso espero ;).

No es una asignatura sencilla, fácil, gratuita, pero ahí estamos todos.

Gracias por participar

Alejandro

Paloma dijo...

Cautivada me he quedado yo, David, al ver las imágenes del trocito de película que has puesto. Belleza, expresividad, carga emotiva...

La historía, comprenderás que para mi es de lo más sugerente. "Una mujer que se busca así misma"... siempre es fuente de conocimiento para el resto ;)

Es como lo que comentas de "reconocerse en cada uno de los indicadores y descriptores de nuestra subjetividad"¿Reconocerse o conocerse, descubrirse dentro de un proceso de búsqueda y confusión generado por la misma?¿Es en ese proceso de búsqueda o confusión donde puede encontrase algo, pienso yo, claro que no se sabe cuando, pero a veces, los elementos están como en ese cosmos que tanto aprecias y de pronto parece que se alinéan!
Creo que son los momentos EUREKA (como diría Arquímedes).

Cuando volvamos empiezo mi Master en DBm. Ya te iré contando, si te interesa.

En fin, no quiero salir de aquí sin desearte un buen repostaje y darte las gracias por los epitetos empleados para con mi persona. Ser entrañable para alguién es un privilegio...ser cautivadora (¿?) a estas alturas...lo es más.

Muchos besos.
Paloma

Gloria Nogueiras Redondo dijo...

“Reflejos en espejos”... qué bien suena, David.

Me confieso una más de las que parece esperar de esta asignatura una especie de metamorfosis... quizá por eso decía su responsable que intuía enfrentarse con altas expectativas... Lo que él quizá no sabe es que no buscamos recetas mágicas, que ya vamos aceptando que no existen... : ), sino una sucesión de (como siempre) cuidadas sesiones, para algunos con un confuso hilo conductor, para otros plagadas de conexiones “trinómicas”, para otros con más necesidad de machete de lo que esperaban y por ello más desafiantes, que guíen el camino de quienes esperan convertirse en mariposas. Lo que quizá no sepan algunas de las potenciales mariposas (o a veces lo olviden borrachas de prometedoras fantasías), es que, aunque nos busquemos en cada reflejo, destello o claroscuro, nunca llegaremos a conocernos del todo... al menos así lo voy asumiendo yo. No por ello, y mientras escucho la deliciosa canción, estoy menos tentada a disfrutar de “Blueberry nights”... una historia en torno a algo que, como bien señala Paloma, es de lo más sugerente: “una mujer que se busca a sí misma”...

Por los procesos de búsqueda y confusión, que son más de los que parecen.

Besos.