23/7/10

Eufemismo pronominal

Cada vez tengo más dudas de que las realidades hagan honor a las etiquetas con que se nos presentan, o viceversa, o quizás lo que tenga sean menos dudas de no se ajustan unas a otras... el caso es que los eufemismos están conquistando nuestro lenguaje, bien por la inconsciencia del personal o porque realmente son útiles para que todo siga funcionando. Algunos ejemplos de falsas etiquetas son las de "fuego amigo", "conflicto armado", "tercer grado", "efectos secundarios" o "beca de formación". Voy a trata de ejemplificar la última de las anteriores, que afortunadamente es la que más cerca me queda con respecto a la otras, con un pequeña historia compuesta por cuatro personajes, "a", "b", "c" y "d", de quienes cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia.

El sujeto denominado "a", dice tener un objeto, que denominaré "duda", y por ese motivo manda un correo electrónico a "b", encargado de responderla y quien, tras un plazo razonable, no da contestación alguna al primero, que sigue esperando.

Dentro de su espera, en algún punto limítrofe entre lo razonable o no del plazo, el sujeto "a" vislumbra otra opción, se le ocurre ponerse en contacto con otro sujeto denominado "c" para contarle que "b" aún seguía sin contestarle, aún a sabiendas de que de "c" no podría obtener lo que necesitaba de "b", no por que "c" no pudiera dárselo, ya que lo que necesita no es exclusiva posesión de "b", sino por que "b" es "b", como dice la canción de Los Bravos, así como "c" es "c", con lo que cada uno responde a lo suyo y nada más.

¿Qué podía hacer "c" entonces con una duda en la pantalla de su monitor a la que no iba a responder ya que hacía referencia a otro sujeto, "b", con quien no iba a contactar? Pues seguir el abecedario y remitir la duda a un nuevo sujeto, "d", quien, tras ya varios meses de asombro, decidió con motivo de este nuevo elemento en su bandeja de entrada, no muy diferente a otros recibidos, pasarse por el diccionario de la RAE y pararse a comprobar si el dinero de la beca de formación que estaba recibiendo era lícito. ¿Lo suyo era formación, o no? Le angustiaba tal duda. Tras realizar la búsqueda quedó más tranquilo, vio que lo que había venido haciendo las mañanas de los últimos meses de su vida tenía lugar dentro de la primera acepción del término formación gracias a una acertada conjunción copulativa y al uso pronominal del verbo formar:
1. f. Acción y efecto de formar o formarse.


- Otro tipo de puzzle con a, b, c y d de por medio para jugar en solitario. Aquí sus instrucciones -

Así pues, ese podría ser el propósito de estos entornos matutinos de formación, formarse uno mismo, de manera autodirigida, sin recibir instrucción directa, aunque sí instrucciones; es decir, sin ser sujeto de una formación diseñada y dirigida a uno mismo, sino siendo consciente del sujeto que uno puede llegar a ser. Y es que, el se de formarse lo que viene a indicar es: participación o interés del sujeto en la acción.

6 comentarios :

Juanjo dijo...

Hola David!

Esto me recuerda varias cosas. Por un lado un juego que mi primo me enseñó hace ya muchos años y que no sé si ya lo hemos hecho pero por si acaso te lo paso porque me da la sensación de que al menos comparte cierta estructura con lo que planteas.

Tenemos un interruptor (a), un interruptor (b) un interruptor (c) y una duda (d) en forma de bombilla. Los interruptores están en la primera planta y la bombilla se encuentra en el sótano. La cuestión es saber cuál de los interruptores enciende la bombilla bajando solamente una vez a comprobarlo. Los interruptores no pueden pulsarse a la vez pero si de forma alternativa.

Creo que ya lo habíamos hecho, pero bueno.

Por otro lado no sé si recuerdas una clase de Alejandro en dificultades de aprendizaje que se dividía en tres. En la primera, realizamos un cuestionario acerca de seguir instrucciones. En la segunda parte nos pasó un documento del Libro “Teoría de la comunicación humana” de Watzlawick en el que se hablaba de unos experimentos de Palov con perros y que no eran los clásicos de reflejos condicionados y la salivación.. Y por último nos dio un cuento John Fowles “The Magus”.

No sé por qué lo he relacionado con esto.

Creo que se le puede desarrollar bastante lo que comentas más allá de encontrar un sentido a lo que estás haciendo.

Un saludo.

David Herrero dijo...

Juanjo, gracias por contestar a este enrevesado post que utilicé como desahogo laboral. Creí que no se iba a entender y no me equivoqué, ja! Aunque esto me ha dado una idea: ver cómo puedo pulir y aderezar un escrito, por pueril, enrevesado o deslocalizado que sea el "qué" para el lector, para hacérselo atractivo.

Por cierto, me encantan los juego de lógica como el que planteas y como algún otro que ya me has dado a conocer :) (no me digas la solución a este, por favor, aunque te la pida).

Respecto a la clase que te refieres de Alejandro, no logro recordarla. Aunque te puedo decir que me estoy leyendo (gracias a una muy extraña, en cuanto a la forma, recomendación de Alejandro) "El Mago", de John Fowles, y... estoy flipando, de verdad. Logra que suelte onomatopeyas, que abra los ojos más de lo normal, que se me acelere el pulso, que me quede con cara de bobo y me levante como un resorte de la cama para volver a releer ciertas páginas bien entrada la noche. Tremendo.

Un abrazo, pero escueto, que hace calorcito :)

Juanjo dijo...

Hola David,

Claro que puede que no haya captado el contenido de tu entrada. Existen muchas diferencias entre el lenguaje oral y escrito y la verdad sería incluso poco práctico expresarse en la lengua oral de la misma manera que lo hacemos con el lenguaje escrito; pero este es otro tema.

Si te proponía lo del juego era porque este tipo de juegos de lógica te obligan a pensar las cosas de modo diferente, es como hacer un movimiento en perpendicular en vez de seguir bien hacia adelante o hacia atrás. El caso que la manera de resolverlo pasa por dejar pasar el tiempo y esperar a que el asunto se “caliente”, dos variables que en el caso que tú planteas también me parecía apreciar.

Con lo referente al autoformación. autodirigirse se me plantea: ¿qué ocurre cuando la formación que se nos da no se concreta en pautas, procedimientos o protocolos?, ¿Qúe ocurre si se nos plantean procesos?, ¿que ocurre cuando nos falta la información necesaria para solucionar un problema?, ¿qué hacer cuando no se nos ha formado en contextos en los que inevitablemente no contamos con toda la información?, ¿qué habilidades nuevas creamos en ese tipo de situaciones?, ¿son necesarias e inevitables para desarrollarse?, ¿de qué modo somos activos o pasivos en estos contextos de aprendizaje en los que para hacer necesitamos saber y del mismo modo investigar?, ¿nos tomamos el tiempo suficiente en estos contextos de aprendizaje?

Bueno, ya me comentas qué tal el libro J. Fowles

Un abrazo.

David Herrero dijo...

Se me olvidó aportar una posible solución a lo de los interruptores, un problema muy común en la actualidad para los que vivimos en pisos en ciudades. Yo lo que suelo hacer, y hasta ahora me ha funcionado, es lo siguiente: Activas un interruptor por un rato y luego lo apagas, otro lo dejas encendido y con el tercero no haces nada. Luego subes a la primera planta y según te encuentres la bombillas podrás saber que interruptor es el que la enciende. Si está caliente es el primero, si está caliente y además emite luz es el segundo, y si está como la dejaste antes de bajar al sótano es el tercero.

Respecto a tus interesantes preguntas, inevitablemente las he relacionado mientras las iba leyendo con el desarrollo, no de una clase, sino de una asignatura, cualquiera, impartida por Alejandro. El otro día estuve revisando todo el material de Psicología de infancia y adolescencia y sentí algo genial al poder ver, desde la lejanía temporal, el proceso que había seguido todo aquello. Por un lado las etapas vitales y el desarrollo, por otro el apego en forma de teorías, intervenciones, trastornos... y para sentenciar el cocktail añade un chorrito de las teorías de R.Kegan. Invitablemente, esto requiere, por parte del desorientado alumno, de un tiempo ocupado de manera activa para digerirlo, para localizar y extraer los nutrientes, para encontrarles el gusto y su utilidad para salir fortalecido y, si cabe, con ganas de más.

A ver yo si con esta pregunta aclaro un poco el desaguisado que intento explicar en el post: ¿qué pasa cuando la formación que se se preveía que ibas a recibir no se concreta en nada que, aparentemente, se pueda denominar como formación? Yo digo que puede ser divertido.

*Te dejo un jeroglífico para contrarrestar todo lo anterior:

"Aprobé el carné de conducir..."

B C A D E F G H I J K

Juanjo dijo...

Hola David!

Lo primero quiero aportar mi solución al jeroglífico que planteabas. La respuesta me parece un poco simple, pero no logro encontrar otra posible solución. Al principio no sabía si colgarla por una cuestión de posicionamiento ¡je!, pero bueno si fallo así te alegro el día, pero no te rías mucho ¡ehhh!

Decir antes que tu solución al problema de los interruptores es perfecta así que no hay nada más que decir. Enhorabuena!

Bueno ahí va mi solución:

"Aprobé el carné de conducir..."

B C A D E F G H I J K

El grupo de letras se divide en dos: un grupo que no está ordenado por orden alfabético y el otro que si lo está. El primero si lo lees dice: “beca de” y en el segundo las letras son consecutivas. La siguiente en el alfabeto después de la K es la L, que en el lenguaje automovilístico la “L” proviene de “learning” y es la sigla a través de la cual se denomina a la persona que acaba de aprobar el carné de conducir.
Así que la posible solución es: “Beca de formación” o “Beca de aprendiz”. No lo sé, hay algo que no me encaja, pero ya espero que me lo digas.

Juanjo dijo...

Me gusta eso que comentas de poder repasar toda la asignatura, como es Psicología de la Infancia y de la Adolescencia y poder hacer un repaso para poder ver qué queda después una asignatura. Que lo hagas ahora dice mucho más, en verano me refiero, a veces pienso que esto de que el aprendizaje o la instrucción vengan determinadas por los marcos temporales que establecen los cuatrimestres y los horarios lectivos es poco alentador.

Pensando en esto me preguntaba hoy qué relación hay entre Psicología de la Infancia y del Desarrollo, Dificultades de Aprendizaje y Habilidades Sociales, ¿Cuál es el denominador común?

Eso es un gran desafío, saber qué es lo que estamos haciendo en estas asignaturas, establecer nexos, extrapolar estructuras, desafiar nuestro propio conocimiento acerca de uno mismo y de los demás a partir de cuestionarnos con ¿por qué hacemos lo que hacemos?
No quiero decir con esto que entienda ni la mínima parte de las cuestiones que plantea Alejandro en forma de enigmas en sus asignaturas, después de dos años sigo rellenando huecos, resignificando y encontrándole sentido a otras muchas, sino lo que me provoca gran satisfacción es que me activa enormemente, me “picardea” de tal modo que no puedo parar de buscar, investigar, intentar encontrar relaciones, crear nuevas conexiones,… En fin creando nuevas estructuras para nuevas funciones.

Dices que la beca no satisfizo ninguna de tus expectativas y por llamarlo de alguna manera “el mapa dijo poco acerca de su territorio”, lo de Beca de Formación tenía más de “de-formación”. Esto lo relaciono con aquello que vimos en Habilidades Sociales de Contexto Objetivo, Subjetivo y Contextual. El primero tenía que ver con los aspectos más formales de la beca, un lugar para trabajar, un ordenador, una serie de personas a las que atender y que te atienden, un contenido,… Del resto ya no me acuerdo, qué lástima que no pude ir a todas las clases, habrá que investigar más.

Pero qué tremendo es esto de tener expectativas. Esto me ha hecho recordar un corto que tiene que ver con esto, con lo esperado, con la posibilidad de predecir. En cine, como gran cinéfilo que eres lo del “salto de eje” entre los personajes y la cámara me dio varios dolores de cabeza; sobretodo algunos manuales al uso que no tenían forma más enrevesada de explicarlo. Esto es como si al niño que no sabe a andar se lo explica su madre a través de las leyes del equilibrio. Si alguien se “salta el eje” se produce una toma de conciencia, se pierde la continuidad, te saca fuera de la diegesis (o de la experiencia cinematográfica) y el espectador salta de su butaca lógicamente porque se ha perdido. De seguro que para John y Alejandro esto sería algo similar a un “Descoloque”.

Lo bueno, para mi es la toma de conciencia que busca caminos llevada por la necesidad de encontrar sentido con la finalidad de que su conducta sea lo más adaptativa posible.

La gran difrencia (luego te diré con qué) está en que a una persona que no le satisface lo que recibe como formación, no es capaz de controlar su propia conducta y no entiende ni los procesos ni las instituciones en las que se encuentra, dicho de otro modo no es capaz de subordinar sus propios intereses y necesidades a las necesidades comunes porque su atención está sólo puesta en seguir su propia voluntad propósitos y razones, dejando de lado al otro o al propio contexto. Ese fue mi caso (disculpa que me compare contigo). El no desarrollar una serie de habilidades sociales puede entenderse desde una concepción amplia como una dificultad de aprendizaje, que a su vez dificulta el proceso de adaptación, del desarrollo cultural. Y aquí volvemos otra vez al principio: ¿qué tienen en común las tres asignaturas?

Por último, te dejo como te decía antes con el corto del “salto de eje”. ¿Verdad que el cine ofrece una cantidad interminable de Macguffins educativos?. Habría que sacarle más partido.

http://www.youtube.com/watch?v=RLO4r4ldoO8&NR=1

Saludos