1/11/10

Stacey Kramer: El mejor regalo al que he sobrevivido

-Ni se consigue en la web de Amazon, ni tiene el logotipo de Apple-

No sé qué efecto puede causar este relato en alguien no haya visto abrir de cerca un regalo como el que comenta Stacey; yo podría jugar a imaginármelo, remontándome algunos años atrás; y no, aunque impactante, no sería lo mismo.

Ahora, viéndolo y reconociendo su extraordinario poder para emocionar, siento que me da algo de miedo correr el peligro de acabar creyéndome la mascarada donde nos inmiscuimos cada mañana tras desayunar. Vivimos en un momento histórico, en un lugar en el mundo, en una sociedad -o como lo quieran llamar- que genera realidades donde son regalos como este los que nos ponen a las personas los pies en el suelo, nos abren los ojos, nos sosiegan y nos aportan clarividencia y lucidez mental. Sólo así, podemos empezar a aprender a discriminar, a desarrollar la habilidad de elegir y de atender, y a adaptarnos más eficazmente. No me gusta pensar que el poder de generar estados de conciencia más avanzados sólo resida tras el envoltorio de estos especiales regalos, que necesitemos abrir uno para empezar a comprender lo que hasta entonces, no es que no comprendiéramos, sino que, ni siquiera intuíamos que se pudiera comprender.

Por otra parte, es un vídeo que me recuerda el poder que pueden contener algunas metáforas. Herramientas que, por su costoso, dificultoso y arriesgado manejo, son generalmente olvidadas en la educación. En este caso, se nos presenta una metáfora con poder para conseguir una reconsideración de las circunstancias, una modificación de la perspectiva, un posicionamiento más elaborado y útil, un desapego por la queja y un compromiso con la conciencia sobre nosotros mismos y nuestra posición en el entorno que, como se muestra al final mediante las lágrimas de Stacey, exige un costoso aprendizaje.

Lo importante no es el vídeo en sí, ni lo que en él se dice, sino la actitud que refleja, el posicionamiento que expone y, sobre todo, la idea de que hay que ahondar más en las impresiones, las apariencias y los esquemas que adoptamos predefinidos por la sociedad. Intuyo que algo así fue lo que llevó a Woody Allen a escribir el siguiente chiste en el guión de Deconstructing Harry (1997): [...] las dos palabras más bonitas que te pueden decir no son "te quiero", sino "es benigno".

1 comentarios :

Alejandro dijo...

Hola

Gracias al chiste de Woody Allen ya estaba sobreaviso y me lo venía venir. Así que me temo que no me he emocionado mucho. A mí este tipo de uso metafórico no me emociona mucho, casi al revés. Puede que si pasara por algo así pensara de manera diferente, quién sabe.

La semana pasada, una amiga mía, profesora también de la UAH, fue intervenida a vida y muerte porque le habían detectado (a tiempo y de casualidad) un tumor en el cerebro, bueno, en el tercer ventrículo, mejor dicho, y por suerte no era en la corteza. Su cicatriz tras la operación era menos aparatosa que la que se muestra en el vídeo, pero bastante similar.

Todos los que la conocemos, y sobre todo apreciamos su vitalidad, su sentido del humor, nos quedamos de piedra, como que no nos lo creíamos. Por suerte se recuperó rápido. Yo la vi pasados unos seis días (no antes porque estaba en Chile) y estaba muy bien, la verdad, dentro de lo bien que se puede estar en estos casos.

Creo que muchas veces vivimos como si fuéramos a vivir para siempre. Y no se puede entender la vida sin la muerte, o sin aceptar la posibilidad de morir en cualquier momento, o que muera alguna persona querida en cualquier momento. Vivir con la muerte al lado, ayuda a relativizar, claro, pero cualquiera de estas experiencias radicales reestructura todo, recontextualiza todo. Pero también hay que entenderlo en su justa medida, y tratar de tomar buenas elecciones desde ahí.
Hay un ejercicio que he hecho un par de veces, consistente en situarte en una línea del tiempo al final de tu vida, y desde ahí evaluar lo que has logrado, sentido y lo que en general ha significado. Es un ejercicio que vale la pena hacer, porque desde esa perspectiva (no deja de ser un patrón de perspectiva) las cosas adquieren otros significados. De nuevo, mucho depende del contexto y los significados que se conectan con una situación determinada.
Bueno, gracias por compartirlo, no está volverlo a ratificar, aunque sin obsesionarse ;)

Me recuerda un caso que tuve una vez, muy complejo. Eso ya te lo cuento con un café.

Un saludo

Alejandro