1/8/11

La sensibilidad de Billy Wilder

"¿Sensibilidad? ¿Billy Wilder? ¿Cómo puede ser que esas dos palabras aparezcan juntas en una misma oración? Será, en todo caso, para hablar de la falta de esa característica personal en el denominado maestro de la comedia americana". -Puede que se pregunte y se responda seguidamente algún lector.

Wilder rodó películas de todos los géneros, aunque a través de su obra se pueden adivinar algunas constantes: dinero, poder, arribismo, trasvestismo y juego de roles, mentira, traición, cerrazón mental y física, y, sobre todo, prostitución, explícita como en Irma la Douce, o más sutl como en la mayoría del resto de sus obras. Quizás, menos  algunas de sus primeras películas y algunas otras de las últimas, creo que todas las restantes podrían formar parte de esas tres que me llevaría a la famosa isla desierta a la que todo el mundo, alguna vez, imagina ir. El proceso educativo por el que pasa Jack Lemmon en Avanti!, la dulzura de Irma la Douce, la cruel vida del dueño de El Apartamento, el ritmo frenético de One, Two, Three; la negritud de Double Indemnity, la carroña de Ace in the Hole, la sensualidad de Marilyn en cualquiera de las dos películas que rodó con él, el triple mortal del final de Witness for the Prosecution... desde luego hay donde elegir, y, aún así y a pesar de los recurrentes temáticas antes mencionadas, el espectador no podrá dejar de encontrarse con sátiras feroces, con el pesimismo, la crueldad y el desencanto de un incisivo director cuya especialidad era el humor negro, a veces sórdido, y molesto.


¿Dónde está, entonces, la sensibilidad de Billy Wilder? "Quizás" -le respondería yo a esa hipotética pregunta de algún posible lector -"haya que atender a otra cosa a la hora de referirse a la sensibilidad de este director, como con la de cualquier otra persona. Quizás haya que contemplar la sensibilidad como la habilidad de notar, de leer, de percibir, de percatarse, para luego intervenir, hacer o decir". Lo cual, como imagino que no satifacería a dicho lector, quiero complementar con el siguiente extracto del número de agosto, de hace 49 años, de la revista de Cahiers du cinéma:

Basta con tener el ritmo de casa una de las escenas de la película en la cabeza. Cuando llego al plató, me planteo el problema de la escena que tengo que rodar, de su porqué, de su ritmo. Espero a que los actores se hayan estudiado el texto y les digo: venga. Empiezan y, en ocasiones, aportan algo superior a lo que yo había imaginado. En esos casos, lo incluyo. Si son malos, les corrijo, con toda la tranquilidad posible, pero jamás les enumero todo lo que tienen que hacer.

No les digo: ahora coges el cigarrilo, iras allá, luego allá, y después das un paso en esta dirección...

Quiero que todos los que están presentes en el platón se sientasn colaboradores. A los actores les gusta. Algunos llegan al plató completamente vacíos. A esos, hay que decírselo todo. Y a menudo son muy buenos actores. También están los que son muy pretenciosos. A esos, hay que decírslo todo desde el principio. Por ejemplo: tu tío era pederasta y en una ocasión, etc. Cosas que no tienen nada que ver con la película y que no aparecen en ella. Pero les complace mucho, porque se dicen que este viejo zorro de Wilder estudió a Freud, y les halaga.

Otros son estúpidos. Con estos hay que ser directo, primitivo. Los actores son los pacientes, nosotros el médico que tiene que adaptarse a distintos clientes. También son como compañeros del bridge, cuyas maneras tienes que poder comprender para formar equipo con ellos. Hay que notar su manera de ver las cosas. Ante un actor, hay que preguntarse si tal tema, o tal pensamiento, le van a molestar. Si es capaz de aportar algo, si tiene los medios, la técnica, el estilo necesario para hacerlo. Algunos intérpretes pueden ayudarnos a contar la historia.
-Billy Wilder en la entrevista con Jean Domarchi y Jean Douchet, Cahiers du cinéma, nº134, agosto 1962.

- Billy Wilder y Gloria Swanson en el rodaje de Sunset Boulevard-

2 comentarios :

x dijo...

¡¡ qué bueno, me ha encantado leerlo e imaginarlo ;)**una sensibilidad extraordinaria la de este director de cine y productor estadounidense de origen austriaco.

Recuerdo de mi grupo de teatro a muchos de estos actores que no sabían nada -vacíos- ( nunca habían hecho nada) lo grande que se iban haciendo con el tiempo.Me ha recordado en términos pedagógicos a Federico Fröebel y la tabla rasa .

Antes de ayer veía a una directora en el telediario, con la misma visión, pero fue de pasada ,no tomé nota...

Te paso esto por si te sirve para algo:

Peter Greenaway: "El cine es un medio del pasado"

http://www.youtube.com/watch?v=Y03xcI1igac&feature=player_embedded

Un abrazo

David Herrero dijo...

Hola, Carmenchu.

Me ha gustado el vídeo que me has dejado.

Le diría un par de cosas a Peter Greenway, a pesar de my poor english, como que qué es el metacine sino lo que hace cualquier director actual que se haya empapado en su juventud del de los clásicos, o, más concretamente, Tarantino en cada una de sus películas, que son colleages -muy bien hechos- de otras antiguas y a veces no muy rebuscadas; o sobre si realmente considera que saber quién es el bueno o el malo de una película hace que ésta pierda interés... se lo diría, pero una rápida búsqueda en Wikipedia me ha hecho replanteármelo, pues atendiendo a quiénes eran su directores predilectos en su juventud: Godard, Passolini o Antonioni -éste último ha sido el único capaz de hacer que me duerma delante de una pantalla- creo que no llegaríamos muy lejos, jaja!

Un abrazo!