15/3/12

Conexiones: Hermann Hesse, Harry Haller, Une femme douce, Mouchette, Robert Bresson

Hermann Hesse: [...] debe decirse que es erróneo llamar suicidas sólo a las personas que se asesinan realmente. Entre éstas hay, sin embargo, muchas que se hacen suicidas en cierto modo por casualidad y de cuya esencia no forma parte el suicidismo. Entre los hombres sin personalidad, sin sello marcado, sin fuerte destino, entre los hombre adocenados y de rebaño hay  muchos que perecen por suicidio, sin pertenecer por eso en toda su característica al tipo de los suicidas, en tanto que, por otra parte, de aquellos que pos su naturaleza deben contarse entre los suicidas, muchos, quizá la mayoría, no ponen nunca mano sobre sí en la realidad. El 'suicida' -y Harry era uno- no es absolutamente preciso que esté en una relación especialmente violenta con la muerte; esto puede darse también sin ser suicida. Pero es especial del suicida sentir su yo, lo mismo da con razón que sin ella, como un germen especialmente peligroso, incierto y comprometido, que se considera siempre muy expuesto y en peligro, como si estuviera sobre el pico estrechísimo de una roca, donde un pequeño empuje externo o una ligera debilidad interior bastarían para precipitarlo al vacío. Esta clase de hombres se caracteriza en la trayectoria de su destino, porque el suicidio es para ellos el modo más probable de morir, al menos según su propia idea. Este temperamento, que casi siempre se manifiesta ya en la primera juventud y no abandona a estos hombres durante toda su vida, no presupone de ninguna manera una fuerza vital especialmente debilitada; por el contrario, entre los 'suicidas' se hallan naturalezas extraordinariamente duras, ambiciosas y hasta audaces. Pero así como hay naturalezas que a la menor indisposición propenden a la fiebre, así estas naturalezas, que llamamos 'suicidas' y que son siempre muy delicadas y sensibles, propenden, a la más pequeña conmoción, a entregarse intensamente a la idea del suicidio.

- HESSE, H. 1967. El Lobo Estepario. Madrid: Alianza Editorial.


*

Escena del suicidio de Mouchette, en Mouchette (1967), de Robert Bresson


- Nadine Nortier -


*

Robert Bresson: Dios. Cuando la vida es lo que es -ordinaria, sencilla- sin pronunciar la palabra 'Dios', más siento la presencia de Dios en ella. No sé cómo explicar eso. No quiero filmar algo en lo que Dios sea demasiado transparente. Mis primeros films eran un poco ingenuos, demasiado simples. Es muy difícil hacer un film, por eso los hago con gran simplicidad. Cuanto más lejos voy en mi trabajo, cuanto más dificultades encuentro en el mismo, más cuidadoso soy tratando de hacer algo sin demasiado ideología. Porque si esto debe estar al comienzo, no debería estar al final. Quiero que las personas que vean mis películas sientan la presencia de Dios en la vida ordinaria, como Une femme douce frente a la muerte. Pienso en los cinco minutos que preceden a su suicidio. Hay algo ideológico allí. La muerte está allí y el misterio está allí, como en Mouchette, si miramos la forma en que se suicida, puedes sentir que hay algo, algo que, por supuesto, no quiero mostrar o de lo que no quiero hablar. Pero hay allá la presencia de algo que yo llamo Dios, pero que no quiero mostrar demasiado. Prefiero hacer que la gente lo sienta.

- Robert Bresson, sobre Dios (1976), en ZUNZUNEGUI, R. 2001. Robert Bresson. Madrid: Ed. Cátedra.

14/3/12

Plus ça change, plus c'est la même chose

La frase del título resulta ser un epigrama de Jean Baptiste Alphonse Karr, escrito en 1849, hace ya un tiempo. Viene a decir, en su lengua, algo así como "cuanto más cambia, más es la misma cosa". Es lo que se me ha venido a la cabeza al ver los dos vídeos que pongo a continuación, una comparación ya que utilizó Alejandro Iborra en su capítulo "Concepciones y asunciones subyacentes al taller sobre el Trabajo Fin de Grado", dentro del libro "Evaluación global de los resultado del aprendizaje en las titulaciones dentro del EEES", de 2011, donde los he descubierto yo.

Este es el primero. Un anuncio de una Universidad con nombre de un personaje de Hitchcock, Kaplan, aunque en realidad a éste le toman por una persona que no es, pero ese es ya otro asunto. "It's your time" se titula.

- ¿Este es tío Phill en su clase de Derecho? -

Este es el segundo. Un vídeo realizado a partir del anterior. No sólo utilizan las imágenes y la música del anterior, sino que también se sirven del mensaje que trata de transmitir para elaborar el suyo propio. Un mensaje, desde luego, más agudo y lúcido sobre lo que pasa dentro de las aulas; invita a la acción, a replantearse presupuestos, a indagar y explorar. El primero era un anuncio y, obviamente, trata de vender certidumbre y en ningún caso dudas.

- Un buen ejemplo de 'remix', no sólo de material audiovisual, sino también de una idea -

El caso es que la frase de Karr parece más moderna que todas las modernidades que ha ido conociendo -y olvidando- a lo largo de su vida. ¿Qué pasa ahora con la relación entre las nuevas tecnologías y medios de comunicación y la educación formal? ¿Contradirá a la frase de Karr, o la seguirá haciendo más fuerte?

9/3/12

¿De qué me sirve?

¿De qué me sirve conocer el grosor de un bolígrafo? ¿De qué de sirve percibir sensación de profundidad al mirar a mi alrededor con mis dos ojos abiertos? ¿De qué me sirve olfatear una de las pizzas que yo mismo me preparo, una vez están todos los ingredientes dispuestos encima de la base, listo todo para introducirse en el horno? ¿De qué me sirve comparar entre sí los tres capítulos de una supuesta trilogía? ¿De qué me sirve comparar la supuesta afición a las bebidas alcohólicas de Gregory Bateson, con la última película de la serie de François Truffaut sobre su alter ego, Antoine Doinel, "L'amour en fuite"? ¿De qué me sirve comparar entre sí las viñetas de una misma serie de viñetas de Quino? ¿De qué me sirve comparar las últimas declaraciones del dueño de Mercadona, Juan Roig, con los últimos consejo que me dio mi abuelo cuando le dije que me habían concedido una beca FPU -aunque él no entienda muy bien qué significa eso de efepeu? ¿De qué me sirve comparar estos consejos que ahora me da mi abuelo, con los que me lleva dando desde que tengo recuerdo de él? ¿De qué me sirve comparar a una chica de tez clara y pelo ondulado, con mi hermano, de tez morena y pelo también ondulado, aunque corto? ¿De qué me sirve comparar la recepción de la credencial de becario FPU, con la recepción del libro en inglés de Lev Manovich "The Languaje of the new media"? ¿De qué me sirve comparar lo que se dice en la contraportada de este último libro, con lo que se dice en la contraportada de "Espíritu y naturaleza", de Gregory Bateson, el libro responsable de los mejores ratos que últimamente he pasado sobre mi cama? ¿Y lo que se dice en las contraportadas de éstos, con lo que se dice en "El cine según Hitchcock", producto de la tenacidad de François Trufaut y del propio orondo director, el primer libro no literario en el que vi poesía en su interior?

Todo este sinsentido puede ser resuelto para el lector a través de la lectura del siguiente extracto de la primera escena del acto II de Macbeth:
   "¿Es una daga lo que veo ante mí
con el mango apuntando hacia mi mano?
Ven, déjame aferrarte.
No te tengo, pero te sigo viendo.
¿No eres, visión fatal, sensible al tacto
como lo eres a la vista? ¿O acaso eres
de mi mente una daga, una falsa creación,
un producto de mi cerebro ardido?
Te veo todavía,
con forma tan palpable
como esta que ahora empuño.
Me ordenaste el camino que seguir debía
y el instrumento que habría de utilizar.
¿Se burlan los otros sentidos de mis ojos,
o es que éstos valen más que todos ellos?
Te veo todavía, y veo ahora
gotas de sangre en tu hoja y en tu mango,
que no estaban allí. ¡No, no hay tal cosa!
Es este afán sangriento en que a mis ojos
de esta manera informa".
- Si no tienes a mano una daga, también puedes emplear un cuchillo de cocina -

Macbeth está a punto de matar a Duncan y, horrorizado ante el acto que va a cometer, alucina una daga, hasta que finalmente se da cuenta de que no es real. ¿Qué pasa hasta que se percata de su alucinación? ¿Qué camino sigue? Recuerdo ahora una técnica -si es preciso llamarla así- que ya he visto emplear en sus cursos a John McWhirter y a Tim Ingarfiel -del que felizmente estamos ahora disfrutando de su curso en Desarrollo de competencias cognitivas- y que consiste en, llegado un punto de la sesión (aún tendría que averiguar si tienen estos puntos algo en común) proponer a los alumnos que piensen en uno de sus seres más queridos que en ese preciso momento no estaban pensando; tras ello, proponen que vinculen el contenido trabajado hasta ese punto en la sesión con esa persona; tras ello, proponen que comprueben cómo el hacer esto resignifica el propio contenido del curso, cómo, al añadir esa nueva variable con la que conectar lo que está pasando, surge algo nuevo, un nuevo sentido de lo que se ha aprendido, de lo que se está escuchando, de la sensación de desorientación, de lo que sea que hasta ese momento esté siendo el curso para uno. "¿Y si mi padre estuviera escuchando esto? ¿Cómo encajaría esto mi hermano? ¿Quizás mi tío hubiera hecho esta o aquella pregunta que yo no hice?" Estas son algunas posibles preguntas que los alumnos se hacen -nos hacemos- en ese momento, y mediante las que comprobamos como al añadir algo nuevo para comparar, surge nueva información.

Macbeth hace algo así, sólo que muchos coincidiremos en que su caso es experimentado por sí mismo como algo más dramático de lo que puede sentir un alumno en uno de los cursos de John o de Tim. Macbeth obtiene la información con la que comparar de su sentido de la vista, así como de su sentido del tacto. En primer lugar, ve la daga, para luego comprobar que no es posible agarrarla. Pero no sólo eso, sino que esa misma información resultante, la que se podría decir que surge de ver algo y no poder cogerlo, es, a su vez, comparada con las gotas de sangre. Entonces sí; "¡no hay tal cosa!". Esa metainformación resultante que le dice a Macbeth que la daga es imaginaria es lo que en mis apuntes de los cursos antes mencionados, y en alguna otra parte, aparece con el nombre de información diferencial.

Un problema lógico

Un hombre se afeita sosteniendo su navaja en la mano derecha. Se mira en el espejo y allí ve su imagen afeitándose con la mano izquierda. Dice entonces: "Oh, la derecha y la izquierda se han invertido. ¿Por qué no se han invertido la parte superior y la inferior?".

Este problema fue formulado por el astrónomo Jeff Scargle, y utilizado por Gregory Bateson -quien lo resolvió- en las clases con sus alumnos. Se trataría de desvelar el embrollo en el que evidentemente se encuentra el hombre, y de examinar la naturaleza de la explicación. El asunto no es sencillo o, al menos, a mí no me lo pareció anoche, cuando lo leí boquiabierto -y no estaba leyendo en voz alta-. Es preciso atender, primero, a cuestiones muy sutiles de la propia formulación del problema, y luego, a la propia explicación que de ahí se extraiga.