12/12/07

Diario de aprendizaje de Fracaso escolar. Capítulo 16

  • Sesión 20ª - 5 de diciembre

Esta sesión quedó encuadrada después de las que trabajamos los dos nuevos textos (18 y 19) y antes de las dos siguientes que fue cuando los tratamos en común en la clase (21 y 22). Dicho lo anterior, esta sesión sirvió para puntualizar y volver a remarcar las diferencias entre los procesos de evaluar y calificar, diferencias tanto en su funcionalidad como en la necesidad que puede tener un proceso educativo de ellas. También me parece que esta sesión se puede considerar como una especie de perífrasis, que consiste en una elipsis que recorre los pormenores de dichos procesos, para llegar a lo que Gimeno indicó en su texto “¿Quién fracasa cuando hay fracaso escolar?”, esto es que el fracaso es en gran parte producto de la forma que adopta el sistema educativo para evaluar a sus alumnos.

Antes de comenzar a profundizar en esta sesión, creo conveniente comentar que en la sesión anterior (19) surgió un debate en la clase en torno a la autoevaluación, en concreto a los criterios. Aquí surgió la idea de contar con el tiempo de dedicación, el disfrute, y por último apuntar algunas recomendaciones a la profesora. En mi opinión, esta es una de las mejores formas disponibles para evaluar a los alumnos de una asignatura que transcurra a través de una metodología tal como la que estamos siguiendo nosotros. El alumno es en gran parte responsable del aprendizaje que se produce, por lo que entiendo como algo lógico que sea éste quien tome también decisiones respecto a su propia evaluación.

Comenzamos la presente sesión partiendo de la idea de que las intervenciones extraordinarias no pueden tratar al alumno desde la norma, sino desde la diversidad. Por consiguiente, la evaluación de una adaptación no puede basarse en la norma, es decir, en lo que debería de saber su grupo de compañeros, sino en el aprendizaje del alumno. Cabe también decir aquí que ese grupo de compañero al que pertenece una persona, es así simplemente por el hecho de haber nacido en el mismo año, no porque posean el mismo nivel de desarrollo, ni de maduración, ni nada parecido.

De aquí volvió a surgir la idea ya vista de que evaluar no es lo mismo que calificar. Una de las diferencias más claras entre ambos procesos es que el último es simplemente una necesidad administrativa, desde mi punto de vista para contribuir a ese mecanismo de “pasar de curso” que es la base de todo, pero es además una medida que, como hemos visto, se convierte en segregadora en la educación obligatoria. Por el contrario, la evaluación es un proceso igualmente necesario para el que enseña como para el que aprende, un proceso que debe servir para enriquecer y mejorar el proceso de E-A (enseñanza – aprendizaje). Es más, quizá sea también un proceso que no requiera de otro como puede ser la calificación para realizar una labor constrictiva y mejorar la educación.

Siguiendo con la idea de la evaluación, llegamos a los componentes de ésta que son otros subprocesos consistentes en revisar, valorar y contrastar el aprendizaje. La puesta en práctica de estos procesos es imposible sin ser consciente del aprendizaje del alumno.

La siguiente idea que quiero exponer es una que cuando surgió en clase no entendí, es más, ni siquiera estaba de acuerdo con ella, quizás fue este el motivo de que no la entendiera. Es la siguiente, consiste en las diferentes maneras de formular objetivos, una de ellas lo hace en términos de conductas que se deben de traducir en productos a la hora de realizar exámenes o mediante la observación directa, es decir se basan en términos observables que servirán como indicadores para evaluar. El otro tipo de formulación de objetivos lo hace en términos de principios de procedimientos, de los procesos que lleva a cabo el alumno tales como analizar, reflexionar o criticar.

Después de volver a reflexionar sobre ello creo que lo entendí. Se trata de prestar atención al proceso de aprendizaje. Y esto me parece algo imprescindible para ser capaz de realizar una evaluación realista y coherente del proceso de aprendizaje, no se puede prestar atención sólo al resultado, ya que se trata de evaluar, como he dicho antes, todo el proceso.

Esto sirve para enlazar con la siguiente idea vista en esta sesión. Se trata de la labor del profesor. En clase surgieron una serie de competencias que son necesarias por su parte:
  • Diseñar
  • Orientar
  • Valorar
La última se corresponde con una labor de autocrítica sobre su propio trabajo, y aquí creo que sería también deseable que esa misma labor la fomentara de la misma manera en el alumnado. Por ejemplo como se está haciendo en esta asignatura.

Además sobre la última competencia surgió otra idea en clase y es que quizás un bajo porcentaje de profesores actuales estén dispuestos a ello, a una labor de autocrítica. Yo creo que la razón puede ser que la mayoría están tan absorbidos por un sistema cuyo único objetivo es “pasar de curso”, que aunque estén predispuestos a realizar esta labor, inconscientemente, la consideran innecesaria.

La sesión acabó contraponiendo la idea en que se basa el actual academicismo, producir conocimiento científico, aunque yo diría que más bien es transmitirlo sin más, a la idea de una docencia de calidad. Parece ser que está instalada la creencia de que una docencia de calidad es la que está más relacionada con el conocimiento científico, creo que es interesante apuntar que esta idea surge por parte de algunos al comparar el actual sistema educativo con el que se daba unos años o décadas atrás. Me parece que este es un tema que seguiremos tratando en clase ya que es, desde mi punto de vista complejo. Yo creo que el fin y lo que mueve a la especie humana es el conocimiento de ella misma y de su entorno, esto me parece evidente si miramos hacia atrás y vemos los intentos y los logros de los humanos por comprender el mundo, la idea de que la Tierra es redonda, que no es el centro del universo, las viajes hacia nuevos continentes, su descubrimiento, los viajes a la Luna, el estudio de las galaxias, etc. es decir me parece innegable que el ser humano se vale de la ciencia para avanzar en su camino de progreso y mejora. Pero no por ello podemos basar el sistema educativo en la mera transmisión de esos conocimientos, los cuales están ahí, y seguirán estando, creo que sería mas provechoso para la sociedad un sistema educativo que buscara nuevas metas, ya que estamos en una sociedad cambiante, como vimos a principio de curso, y que tuviera por objetivo dar la mejor respuesta posible a sus alumnos, la más adaptada a ellos, a sus necesidades y a las de la sociedad. Esto creo que no se puede hacer, ni siquiera intentar, desde otro lugar que no sea la interculturalidad.

Todo lo anterior me parece un argumento para defender la idea que dice que una docencia de calidad no es una docencia basada en el conocimiento científico.

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