La sesión que presento a continuación se podría considerar paralela a la anterior, o anteriores, pues trataré de elaborar una reflexión a partir de las experiencias vividas en ambas, junto con ideas surgidas a raíz de una presentación realizada en clase y de la elaboración de normas grupales, de lo cual se ha encargado una compañera de la profesora.
Lo primero a lo que me quiero referir es a la intervención de una compañera de clase que planteó al resto la posible superioridad en eficacia de los grupos más homogéneos. Esta es una cuestión que no me veo ahora mismo capaz de resolver, aunque tenga ánimos para ello, pues se me plantean dudas, ventajas y desventajas, sobre las que espero ser más consciente tras la experiencia de aprendizaje cooperativo en la que hemos sido embarcados con nuestro consentimiento. De momento puedo señalar que los grupos, en su mayoría, son necesariamente heterogéneos, en mayor o menor medida, pero difícilmente sus individuos podrán compartir las mismas cualidades, a no ser que hayan sido seleccionados expresamente. De esta manera se entiende que una buena habilidad para manejarse en tales entornos será de provecho para la propia persona y para el resto del grupo.
La profesora habló de la interdependencia de metas, que viene a ser nuestro objetivo para este curso, compartir metas entre los miembros del grupo. Esto necesariamente implicará una predisposición, y un aprendizaje a superar por nuestra parte, en el que el reconocimiento y respeto al otro sea tan importante como el aprendizaje cognitivo individual. Viene a ser un cambio de mentalidad con respecto a como generalmente hemos sido educados, y entrenados para participar con los demás. Este cambio creo que es el que han querido sintetizar en el conjunto de normas grupales que se nos han presentado y hemos asumido: respetar los demás puntos de vista escuchando y argumentando; moverse adecuadamente en el conflicto haciendo uso de un buen talante al encajar las opiniones contrarias; ayudar, tener predisposición para dar y recibir, y manejar bien la competitividad; la última sería la de tratar de avanzar conjuntamente. Ya puedo decir, para concluir, que la presumible inocencia de la primera práctica no era tal, sino todo lo contrario, una representación a pequeña escala, tanto en cuanto a tiempo como a dificultad, de a lo que nos tendremos que enfrentar a lo largo del curso.
Lo primero a lo que me quiero referir es a la intervención de una compañera de clase que planteó al resto la posible superioridad en eficacia de los grupos más homogéneos. Esta es una cuestión que no me veo ahora mismo capaz de resolver, aunque tenga ánimos para ello, pues se me plantean dudas, ventajas y desventajas, sobre las que espero ser más consciente tras la experiencia de aprendizaje cooperativo en la que hemos sido embarcados con nuestro consentimiento. De momento puedo señalar que los grupos, en su mayoría, son necesariamente heterogéneos, en mayor o menor medida, pero difícilmente sus individuos podrán compartir las mismas cualidades, a no ser que hayan sido seleccionados expresamente. De esta manera se entiende que una buena habilidad para manejarse en tales entornos será de provecho para la propia persona y para el resto del grupo.
La profesora habló de la interdependencia de metas, que viene a ser nuestro objetivo para este curso, compartir metas entre los miembros del grupo. Esto necesariamente implicará una predisposición, y un aprendizaje a superar por nuestra parte, en el que el reconocimiento y respeto al otro sea tan importante como el aprendizaje cognitivo individual. Viene a ser un cambio de mentalidad con respecto a como generalmente hemos sido educados, y entrenados para participar con los demás. Este cambio creo que es el que han querido sintetizar en el conjunto de normas grupales que se nos han presentado y hemos asumido: respetar los demás puntos de vista escuchando y argumentando; moverse adecuadamente en el conflicto haciendo uso de un buen talante al encajar las opiniones contrarias; ayudar, tener predisposición para dar y recibir, y manejar bien la competitividad; la última sería la de tratar de avanzar conjuntamente. Ya puedo decir, para concluir, que la presumible inocencia de la primera práctica no era tal, sino todo lo contrario, una representación a pequeña escala, tanto en cuanto a tiempo como a dificultad, de a lo que nos tendremos que enfrentar a lo largo del curso.
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