19/3/09

¿Orgullosos o afortunados?


Una de las primeras conclusiones que se extraen leyendo este atractivo texto, situado en una perspectiva evolucionista y constructivista, es que la cultura es el elemento crucial para que un ser humano sea tal, para que pueda sobrevivir entre sus iguales, al darle la oportunidad de, por ejemplo, aprender el lenguaje, la escritura, el sistema de numeración o las normas sociales; es decir, ésta viene a representar la acumulación de los conocimientos humanos a lo largo de su historia, y éstos no sólo versan sobre destrezas necesarias para la supervivencia, como las anteriormente nombradas, sino que también incorporan elementos de carácter contemporáneo como las creencias, los ritos culturales, las formas de organización (y desorganización) política, el arte en sus diferentes expresiones, etc.

Así pues, expone el autor, los humanos disponemos de dos formas distintas de transmisión de información, una genética que tiene lugar por medio de la reproducción, y otra cultural que haría lo propio por medio de la educación. Una no sustituye a la otra sino que ambas se complementan, o más bien, son los matices que, desde sus respectivos extremos, componen un continuo, dentro del cual se encontraría cualquier acto de transmisión de información. Y en este punto el autor señala un aspecto que me parece muy importante dentro la relación existente entre ambas formas de transmisión informativa, se trata de las diferentes unidades de información utilizadas según el método. Genes y memes, o mnemes, respectivamente. Decía que una no sustituye a la otra pero lo que sí sucede es que influyen de manera diferente sobre el individuo. La información genética representa las posibilidades, y digo representa por que el resultado final no dependerá de ella. Gracias a ella se puede suponer, hipotetizar o realizar imágenes virtuales de lo que podría llegar a ser; pero la realidad, el verdadero resultado, lo determinará la otra, la información cultural. Así el autor llega a lo importante, que señalaba yo anteriormente, se pregunta qué ventajas desde el punto de vista adaptativo (me pregunto si habrá otro le iguale en validez) le podemos suponer a la aparición de la cultura. Aquí me gustaría hacer un inciso. Tomemos como ejemplo la práctica de la monogamia. Este fenómeno ha encontrado su tabla de supervivencia en la cultura, y no en todas las sociedades, de hecho, sólo son una minoría las que viven bajo tal norma social. Entonces, ¿por qué surgió y, lo más importante, por qué se ha perpetuado hasta nuestros días? Si tomamos el dato de que la mayoría de las sociedades humanas (que no tiene por que ser la mayoría de la población) practican, o mejor dicho, siguen practicando la poligamia, nos daremos cuenta de que en algún momento de la historia y sólo en algunas cultural, tal fenómeno se llegaría a plantear, quizás también se planteó en otras muchas, pero la realidad es que sólo una minoría las ha consumado como norma social. Es decir, todos, los que no la practican y los que sí, tienen la misma base genética, la misma predispoción de sus genes para cumplimiento de tal norma, pero sólo gracias a los mnemes que en algún momento y lugar surgieron y que se han ido transfiriendo lentamente (o al contrario, según la escala que tomemos) generación tras generación, hemos acabado reconociendo como propia tal práctica, gracias a las ventajas adaptativas que nos haya proporcionado (que no me atrevo a señalarlas).


- La monogamia, "antinatural" y pese a ello beneficiosa para la especie -

Con lo anteriormente planteado quiero remarcar el enorme potencial que tiene la cultura en la determinación final de la conducta, en el resultado, lo cual encaja dentro del esquema que, creo, quiere montar el autor de este texto, donde la enseñanza, dice él, es una de las principales claves de nuestro éxito como especie animal, de nuestra extensión, consolidación y dominación, ya que la cultura está basada en ella, y es, a su vez, la que nos trae, o nos a traído ya, según el autor, el éxito. Aquí, sintiéndolo mucho, no puedo estar de acuerdo con él, y no es por que no acepte el esquema que plantea sino porque creo que es muy aventurado, incluso incorrecto, decir que hemos alcanzado el éxito como especie animal.

Dice que somos la única especie que enseñamos sistemáticamente, de ahí nuestro supuesto éxito, y yo le digo que también somos la única especie del planeta que ha conseguido elaborar la capacidad de autodestruirse por completo, es más, también nos podríamos llevar con nosotros a la mayoría del resto las especies, las cuales, por cierto, llevan habitando el planeta desde mucho antes que nosotros. Somos prácticamente los últimos en llegar y nuestra forma de saludar al resto de los habitantes es cargarnos sus hábitats, contaminándolos o incluso borrándolos del mapa, cuando no borramos directamente a la especie. Tan educados somos, y tal es el éxito que hemos alcanzado que la contaminación de uno solo de nuestros últimos años es equiparable a la de decenas, centenares e incluso millares (según con que época lo comparemos) de años anteriores. Por no hablar de nuestras frecuentes faltas de entendimiento y posteriores argumentaciones y negociaciones a base de balas y misiles. Piedras y palos, si nos vamos atrás en nuestra historia.

Pese a la manifiesta discrepancia en cuanto a la concepción del éxito ¿podría estar de acuerdo con el autor? Según él, la cultura es resultado directo de la educación Yo creo que la educación formal obligatoria actual sirve principalmente para seleccionar, organizar y jerarquizar la sociedad, y no para el objetivo común del progreso como especie, sino para la adaptación a nivel individual. De lo contrario estaría de acuerdo con el autor. ¿Será este el motivo de la oposición entre el conocimiento escolar y el cotidiano?

Yo creo que si la educación obligatoria tratara de recorrer, y por ende hacer recorrer su alumnado, el camino que separa la forma (catastrófica, en mi opinión) de relación que llevamos a cabo actualmente con nuestro medio natural de una más idónea y más respetuosa, se acercaría a su objetivo. Considero que sí tenemos motivos para sentirnos orgullosos de nosotros, pero debido a nuestros genes y no a nuestra cultura, y al potencial que ellos suponen, por lo que podríamos llegar a ser, pero no por nuestras nefastas conductas finales de hoy día, ¿qué falla entonces? la cultura. Anteriormente decía que los genes representan las posibilidades, y por ello creo que tenemos el éxito, pero éste es vitual, no real, aunque de cualquier manera supone un motivo para sentirnos afortunados.

El éxito como especie será real cuando las conductas sean de la misma elaboración que nuestros genes, para lo cual la educación formal obligatoria puede ser una excelente herramienta, pero aún no hemos aprendido a usarla para tal fin, sino con el simple ánimo de clasificar a los individuos para nuestra organización social. Deberíamos aprovechar esa fortuna que tenemos en forma de razón y utilizarla para hacer evolucionar la cultura, nosotros no vamos a evolucionar más genéticamente. Es suficiente lo que tenemos a ese respecto, pero lo utilizamos mal, tanto como la distancia que separa la actual relación con nuestro medio de una más idónea o, al menos, simplemente sostenible. Otras etapas deberían llegar en donde adquiriéramos más consciencia, lucidez, y por ende más responsabilidad respecto a lo que hacemos o dejamos de hacer. Si utilizara un símil para explicar lo anterior diría que estamos en la etapa egocentrista (respecto al medio, otras especies e incluso a nosotros mismos) del desarrollo, y que nuestro futuro pasaría por la etapa de operaciones concretas, hasta la de las formales o abstractas.

Dicho lo anterior entonces, ¿será bueno, o no, que un tipo de enseñanza que sigue utilizando los mismos compartimentos para depositar los conocimientos, resultado de fragmentar la realidad, pero ya ni siquiera la del presente, sino la de hace varias décadas, no sea el medio idóneo para que los jóvenes humanos de hoy aprendan? Pues no considero que esta situación se acerque a la idoneidad, pero también, soy optimista, y considero que puede servirnos para aprender. Por ensayo-error, un método que proporciona excelentes resultados (que le pregunten a la ciencia), y como sociedad, y que se refleje, por consiguiente, con culturas sucesivas más avanzadas y más conscientes. Es decir, el que cambiara radicalmente el actual sistema escolar, al menos el que yo conozco por lo que me ha tocado, sería una manifestación de aprendizaje.

Hagamos que este sistema trabaje en la dirección correcta (reducción del pragmatismo a corto plazo y aumento del de a largo plazo) para que se reduzca esa distancia imaginaria que he planteado antes, entre un mundo actual de seres orgullosos de su cultura (aunque yo no encuentro demasiados motivos) y otro de seres lúcidos con consciencia de la fortuna (genética) que tienen, y que a su vez tengan verdaderos motivos para sentir que han alcanzado el éxito como especie al que se refiere el autor. Quizás entonces se reduzca el fracaso escolar, aunque sería un avance insignificante al lado de lo que supondría una mejor relación con nuestro medio a escala planetaria.

Y ¿dentro de qué tipo de aprendizaje se encuadraría el antes referido? Nadie nos va a enseñar. No tenemos quien nos corrija, ni siquiera en quien fijarnos. ¿Será, entonces, por ensayo-error? Según la tabla que presenta Delval este aprendizaje es propio de animales inferiores, aunque no sé bien si se refiere a su genética (a sus genes) o a su cultura (sus mnemes), por lo que estaré de acuerdo con ello siempre y cuando se refiera a lo segundo pues, como ya he comentado anteriormente, considero que nos podemos sentir afortunados en cuanto a nuestra evolución genética.

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