19/4/09

...trabaja, trabaja, consume, trabaja...

Revelador extracto de una excelente conversación sobre la crisis entre Carlos Taibo y José Luis Sampedro en el que se relata esta corta historia, en cuanto a su extenxión, que no en cuanto a su alcance para leer el panorama actual

Un pueblecito de la costa mexicana. Junto al mar, un paisano medio adormecido. Aparece un turista norteamericano que se le acerca y con el que entabla conversación.

El turista le pregunta:

—"Y usted, ¿a qué se dedica? ¿En qué trabaja?".

El mexicano responde:

—" Soy pescador".

—"¡Vaya, pues debe ser un trabajo muy duro! Trabajará usted muchas horas".

—"Sí, muchas horas", replica el mexicano.

—"¿Cuántas horas trabaja usted al día?".

—"Bueno, trabajo tres o cuatro horitas".

—"Pues no me parece que sean muchas. ¿Y qué hace usted el resto del tiempo?".

—"Vaya. Me levanto tarde. Trabajo tres o cuatro horitas, juego un rato con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer y luego, al atardecer, salgo con los amigos a tomar unas cervezas y a tocar la guitarra".

El turista norteamericano reacciona inmediatamente de forma airada y responde:

—"Pero hombre, ¿cómo es usted así?".

—"¿Qué quiere decir?".

—"¿Por qué no trabaja usted más horas?".

—"¿Y para qué?", responde el mexicano.

—"Porque así al cabo de un par de años podría comprar un barco más grande".

—"¿Y para qué?".

—"Porque un tiempo después podría montar una factoría en este pueblo".

—"¿Y para qué?".

—"Porque luego podría abrir una oficina en el distrito federal".

—"¿Y para qué?".

—"Porque más adelante montaría delegaciones en Estados Unidos y en Europa".

—"¿Y para qué?".

—"Porque las acciones de su empresa cotizarían en bolsa y usted se haría inmensamente rico".

—"¿Y para qué?".

—"Pues para poder jubilarse tranquilamente, venir aquí, levantarse tarde, jugar un rato con sus nietos, dormir la siesta con su mujer y salir al atardecer a tomarse unas cervezas y a tocar la guitarra con los amigos".


- Mientras llega ese momento del que habla el turista americano, podemos ir practicando por el camino -

Leído en Rebelión.org

5 comentarios :

Anónimo dijo...

Hola David.
¿Lo conseguiré esta vez?

Buenísimo...ja,ja,ja.

Un tema para reflexionar, cuando haya pasado el "aluvión" de Mayo.

Muchos saludos
Paloma

David Herrero dijo...

Gracias por leer y comentar Paloma, me alegro de que por fin lo hayas conseguido!

Lo realmente curioso del relato es que choca frontalmente con nuestros esquemas (al menos los míos, y eso que ni siquiera trabajo) sobre el trabajo y el ocio, y como organizamos con ellos nuestra vida, también con la concepción que tenemos de "productividad" económica y material, y social...

En fin, me removió por dentro y me decidí a compartirlo en este pequeño lugar.

Un saludo,
David.

Anónimo dijo...

Hola David.

Entiendo lo que dices. A mí, también me pareció paradójico. Por eso, me hizo tanta gracia.
Permanecer ociosa todo el día, no va conmigo.Lo sé.Otra cosa es que las actividades que realizo tengan siempre una recompensa económica. Si hago lo que me gusta y me pagan...mejor.
Permanecer al sol sin quemarse es complicado y querer obtener beneficio material de todo lo que haces... quizá sea enfermizo.
Yo creo, que ni tanto...ni tan calvo,aunque,¿sabes?.. depende un poco de las responsabilidades y de las cosas que te motivan.
Me gusta mucho apreciar los contrastes.Lo que debo,lo que quiero, lo que puedo, lo que me dejan...en fin..esas cosas.

Bueno... ya te dije que me inspirabas.

PD(No espero que me pagues el comentario ¿o sí?)
Saludos
Paloma

David Herrero dijo...

El tema es: ¿trabajar para vivir, o vivir para trabajar? Aunque bueno, si se es hijo de un millonario o persona de poder se optaría por una tercera vía, que me voy a permitir no comentarla.

Esta historia seguro que también te gusta:

Hace unos años un grupo de aventureros se adentró en la Amazonia brasileña y se topó con un grupo de indios que hacía uso de instrumentos extremadamente primitivos para cortar leña. Los aventureros decidieron hacer un esfuerzo y regalar a aquellos indios unos cuchillos de acero inoxidable de fabricación propia de un país desarrollado. Un par de años después recalaron de nuevo por aquella región y se entrevistaron con los indios. Uno de los aventureros preguntó:

—"¿Que tal los cuchillos?".

Y uno de los indios respondió inmediatamente:

— "Muy bien. Cortamos ahora la leña diez veces más rápido que antes".

El aventurero replicó:

— "Estaréis entonces produciendo diez veces más leña que antes, ¿no?".

El indio respondió perplejo:

— "No. Cortamos la misma cantidad de leña que antes, sólo que ahora disfrutamos de diez veces más tiempo para hacer aquello que realmente nos gusta".
Quizás resulte que nosotros, habitantes de países desarrollados, estemos completamente engañados y equivocados... televisores más grandes, coches más rápidos, vestidos más bonitos, chalets más altos, vidas más vacías, más consumo de antidepresivos, más exclusión social...

Otra vez, gracias por comentar Paloma.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Acertaste.Me gusta.

...Y en el fonfo, estoy de acuerdo. Una debe saber distinguir entre las cosas necesarias y las accesorias, o por lo menos, yo lo creo así. Pero hay algo estimulante, en conocer las propias capacidades relacionado con conocerse a sí mismo, con el desafío, con investigar hasta donde puedes llegar... en fín son cosas mias que no tienes porque compartir pero a mi me da un poco de pena la gente que se queda en casa viendo el televisor horas y horas, sin siquiera elegir el programa y no emplea su tiempo en actividades que puedan ofrecer más satifacción o al menos en elegir que programa quieren ver.

Tal vez, estemos del mismo lado y no nos damos cuenta.

Gracias por las "gracias" por comentar, lo hago por deporte;el tema me hace pensar y me encantan tus cuentos y metáforas. Además tengo que aprovechar que ya sé colgar los comentarios...
Saludos
Paloma