18/7/11

Tengo un post-it que dice...

Aquí mismo. Bajo un montón de folios que ya he organizado, de los que unos irán a la basura, otros a pasar a ser escritos por su espalda, y otros a ser reorganizados, me he encontrado dos post-it apaisados, que son un poco más anchos que los normales, sin llegar a ser el doble. Normalmente, porque es normal que escriba cosas para un instante que luego perduran por mi escritorio bastante más de un instante, lo que hago es ver un post-it, verificar que ya no sirve para nada y hacer que pase a formar parte de los papeles que irán a la basura -al contenedor azul, que soy un chico limpio-. Pero en esta ocasión, una especie de esquema dibujado con boligrafo rojo me ha llamado la atención. Es este:

- Pido disculpas por la mala calidad; y no me refiero a la de la fotografía - 

Enigmático, sí. Por los conceptos, "sujeto" y "objeto", supongo que lo escribiría tras leer algo de Robert Kegan, con quien tengo una relación bastante abierta y esporádica, aunque los dos lo llevamos bien. ¿Cómo recupero los recuerdos? Esta es una de las preguntas que me acompañará de aquí en adelante gracias a John McWhirter y su curso de verano. ¿De qué me sirvo para ello? ¿Cómo accedo a esa información que busco y que aún no tengo y me falta para dar sentido a esta otra? ¿Cuándo y por qué lo escribí? y, lo más importante, ¿qué quería decir?

Cuál ha sido mi sorpresa, cuando, intrigado en mi búsqueda de significado para este esquema, he dado la vuelta al papelito amarillo y he encontrado bastante escrito, para lo que es un post-it, no se crean: "Sin atender a la experiencia, o sin atender a los procesos, o sin dejarse cambiar por los problemas, o... ¿Qué hay entre una forma de pensar y la otra?" Una flecha señala algo entre exclamaciones que es ininteligible para su propio escritor, vaya. Luego, lo que entiendo que es un ejemplo: "Atiendo al hecho de que alguien sea más rápido que yo, lo objetivo." Flecha. "Atiendo a la propia comparación con ese alguien." 

Lo anterior, y otras cosas peores, pueden caber en la cara de un post-it; es lo que tienen los apaisados, que vienen bien para cuando te entra la inspiración. Parece que ahora ya tiene algo más de sentido el anterior esquema. Creo, o me atrevería a decir, que tiene algo que ver con el primer esquema que dibujó John en uno de esos grandes folios blancos colgados de la pizarra vertical de los que se servía modestamente, me refiero al que en un principio sirvió para representar la transición de cada uno de los allí presentes entre antes de salir de casa o del hotel, hasta encontrarse allí sentados y más o menos dispuestos. Aquel tenía cinco fases, o momentos; este tiene dos, y hace referencia a un objeto, pero creo que ambos sirven para hablar de un cambio, de un antes y un después, una nueva forma de pensar, un nuevo sitio en el que sentarse, una nueva actividad que hacer, etc. todo ello, diferente a lo anterior. Claro está, el de John es de John, y el mío, en poco tiempo, seguirá el camino de sus antecesores, que bastante es ya inspirar un post.

Si recuerda el lector, he comenzado diciendo que había encontrado dos post-it. El segundo, que sólo tiene escrito: "Lo interesante es lo que te hace pasar de pensar de una forma a pensar de otra. ¿Qué hay entre medias? ¿Qué ha pasado entre medias?" se puede considerar que sirve para dejar ya claro que hablaba de una transición, una entre un sujeto y otro con tres líneas bajo él y una especie de plataforma que lo aúpa respecto al primero. Algo un tanto raro, como lo mismo que sentí el viernes al salir de clase al medio día.

Los post-it los grarabateé antes de que diera comienzo el curso de John, Tim y Alejandro, al menos formalmente, y a la pregunta de "¿Qué ha de pasar en medio?", que me formulaba en ellos, desde luego se han encargado de responder sobradamente estos tres, y no sólo usando palabras y esquemas, sino creando la posibilidad de participar de una verdadera experiencia de aprendizaje, pero tampoco respecto a un sólo contenido, porque, como traté de explicarle torpemente al compañero anglohablante del curso, Richard, el tema de este curso, más allá de los modelos explicitados, es cualquiera, es el que cada uno quiera o se atreva a darle: pueden ser aspectos muy concretos de ti mismo, o generales; puedes ser tú dentro de un momento vital, o en relación a otros dentro de otro momento vital; puede ser cualquiera de las relaciones u objetos que uno llegue a atisbar en su vida, es decir, como dijo John el viernes dejando al que esto escribe con la boca abierta y una sensación indescriptible -aunque ese mismo adjetivo trate, a su vez, de describirla- el contenido de este curso está fuera de este curso, es la vida que hay fuera y son las transiciones que la componen, que se sobreponen a otras, que se encuadran dentro de otras, que se simultanean, que acaban, o no, que son más o menos explícitas para uno, más o menos largas... y, un momento, puestos a abstraer, ¿no es la vida la transición donde queda contenida cualquier otra posible?

4 comentarios :

Alfredo dijo...

¿Imaginas que la palabra "sujeto" de tu nota fuese capaz de ponerse de pie sobre la mesa y mirarse a sí misma?, ¿se convertiría la propia palabra "sujeto" en un objeto para sí misma?, ¿sería consciente del camino que ha recorrido desde su primera posición hasta la segunda? y si esto fuera así ¿sería capaz de encontrar diferencias entre las dos posiciones?, y ¿por qué no podría encontrar entonces diferencias entre esas posiciones originales y la que tiene en ese momento como palabra puesta en pie que es capaz de leerse a sí misma?... otro bucle y otro y otro...

David Herrero dijo...

¡Mr. Alfred, se me escapó usted sin llevarse la receta con la dosis prescrita de cine para este verano! Suerte que estos medios digitales que nos rodean me permitirán hacérsela llegar en un plazo inferior al que tardaría el correo postal. Creo, pues, que aún tiene remedio lo suyo.

Reconozco que he tenido que coger un post-it (tamaño estandar) para dibujar lineas y escribir palabras según iba leyendo tus preguntas sin respuesta.

Supongo que el paso de un orden de conciencia al siguiente implica precisamente eso, ser uno mismo, cada vez más, un poco más objeto de uno mismo de lo que lo era hasta entonces. Supongo, también, que para saber que has llegado a un sitio, debes de tener consciencia de que antes estabas en medio de un trayecto, que estabas en marcha, y, por ello, también consciencia de que vienes de otro lugar. Quizás se trate de un trayecto que, en su totalidad y más tirando hacia el final, se va haciendo visible según se avanza por él.

Con tanto suponer ahora soy yo el que tiene más dudas. Una de ellas sobresale entre las demás: ¿De dónde le colgarían las patas a "sujeto", de la "s", o de la "o"?

Un abrazo.
David

Alfredo dijo...

Como siempre, excelentes respuestas.
Con respecto a tu pregunta, entiendo tu preocupación por el lugar en el que tenga las patas, más aún sabiendo que en las propias patas es donde se ubica la capacidad de ir al supermercado...
Espero con ansiedad tus recomendaciones cinematográficas estivales.
Abrazos hermano!

David Herrero dijo...

¿Te gusta el cine indio? ¡Calla, qué pregunta! ¡¿A quién no gusta el cine indio?!

Hay una trilogía de un tal Satyajit Ray -la trilogía de Apu- que, de alguna forma, tiene mucho que ver con esto que hemos venido hablando de sujeto y objeto. Ten paciencia con la abuela al principio.

El surrealismo no sé cómo lo llevas, pero si, como sospecho, no te sienta mal, prueba con Otto e Mezzo de Fellini.

Un abrazzo.

P.S.: En tu videoclub habitual las tienes, no hace falta que vayas más lejos.