17/10/07

Diario de aprendizaje de Fracaso escolar. Capítulo 6

  • Sesión 7ª - 17 de octubre

En esta sesión nos dedicamos en parte a asentar algunos conceptos vistos en sesiones anteriores como “cultura” e “identidad cultural”. A partir de aquí ya me queda claro que la cultura no es homogénea sino cambiante y mestiza, y a la vez surge una cuestión que es, qué concepto de cultura toma la escuela. Desde luego debe de aceptar el citado, ya que constituye un sistema encargado de transmitir valores y dejaría de ejercer esta función correctamente si considerara que la cultura es homogénea.

Así surgen distintas perspectivas desde las que tratar las diferencias y las identidades culturales de los alumnos. Una de ellas no considera el dinamismo de la cultura, por lo que existe una superior, y una función de homogeneizar a las demás. Con esto se produce una relación dominante entre las minorías culturales y la escuela, una interacción donde se da la segregación. Es una perspectiva que no respeta el principio de igualdad de oportunidades. Se trata del asimilacionismo, propio de la escuela tradicional. Creo que una parte de la comunidad educativa se encuentra en esta perspectiva, sobre todo comunidades educativas de países vecinos como comentaré mas adelante.

La siguiente perspectiva resuelve las diferencias con el “todo vale”. Por lo que deja sin analizar, ver y asumir estas. Se encarga más de evitar el rechazo que de garantizar la igualdad de oportunidades a todos los alumnos. Se me ocurre un ejemplo de actuación desde esta perspectiva con el tema de las religiones. Es el siguiente: los alumnos católicos tienen clase de religión católica. Evidentemente los alumnos musulmanes no están obligados a que se les imparta. Pero, (aquí surge el problema de desigualdad) tampoco tienen la posibilidad de elegir si quieren recibir clases de religión musulmana. Es decir, unos sí, y otros no. En cierto modo esta perspectiva se trata de un asimilacionismo oculto, como se dijo en clase, ya que sigue pecando de ser segregadora aunque respete las identidades culturales.

La sesión terminó con la aparición de la tercera perspectiva. El interculturalismo. Éste requiere de la existencia del encuentro y del diálogo entre el profesorado y el alumno y su entorno. Es una perspectiva donde las respuestas no vienen dadas, sino que es cada uno el que debe construirla. En este proceso de construcción es donde surge “la sabiduría” el conocimiento del “qué debo hacer”.

Además de lo ocurrido en clase y de las conclusiones, pensamientos y preguntas que me surgieron voy a comentar las reflexiones que me surgieron leyendo el texto que la profesora nos proporcionó en dicha clase. Es un artículo de la revista Aula escrito por Amelia Barquín, y que ayuda a esclarecer una visión conjunta de esta cuestión. Lo hace a través del conflicto surgido en Francia con la aparición de la ley Stasi que prohíbe que las alumnas musulmanas lleven el velo a clase.

Hasta el momento ha sido el texto que más me ha gustado de la asignatura. La autora expone de forma muy clara y comprensible el conflicto y las distintas perspectivas desde donde abordarlo, además de situarse en una de ellas. Según mi punto de vista, lo hace concretamente en la perspectiva intercultural.

Esto se puede apreciar nada mas comenzar a leer el artículo cuando dice que es una cuestión de la que hay que hablar. Ella es contraria a la prohibición del pañuelo, pero aún así considera que hay que hablarlo “por si alguien piensa que necesitamos una ley como la francesa”. Esta predisposición es un aspecto integrante de la perspectiva intercultural. Pero es mas adelante, en la tercera parte del texto “La escuela, un espacio de convivencia” cuando hace un análisis desde su postura. Primero, al hablar de “convivencia” en el título, ya se entiende que no considera que exista una cultura superior al resto, si no varias, las cuales han de convivir. Mas tarde hace una diferenciación entre las palabras “cohesión” y “homogeneización”, atribuyendo la primera de estas al paradigma en el que está entrando la escuela inclusiva, y la segunda al paradigma de la escuela tradicional. Son dos concepciones del tratamiento de la diversidad, pero solo la inclusiva considera a cada niño con unas características propias y tiene por objetivo que todos y cada uno sean incluidos y asumidos por la escuela tal y como son. Con esto la autora demuestra que desea que se cumpla el principio de igualdad de oportunidades, propio del interculturalismo.

Para terminar esta tercera parte, reconoce que la escuela es un espacio de conflicto, y que la clave está en cómo gestionarlo. Ésta, no es una postura propia de las perspectivas asimilacionista y relativista, ya que ambas intentan negar y ocultar los conflictos. Un ejemplo se da en Francia con la ley Stasi.

Siguiendo con el artículo, en su cuarta parte es donde mas se reconoce la postura de la autora, ya que no considera que haya que dar por buenas todas las “expresiones culturales” de los hijos de inmigrantes. El maestro no puede ser neutro, por lo que deberá decidir cuáles son los dilemas importantes sirviéndose de sus valores.

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