11/12/07

Diario de aprendizaje de Fracaso escolar. Capítulo 14

  • Sesiones 18ª y 21ª - 28 de noviembre y 11 de diciembre

En esta sesión Laura nos entregó un nuevo texto para que lo trabajásemos y extrajésemos conclusiones en grupo. Es un capítulo titulado ¿Cómo educar qué? del libro “Los Límites de la Educación” de Mercedes Ruiz Paz.

A simple vista parece un texto escrito por una persona situada en una perspectiva asimilacionista. Puede parecer carente de interés para nosotros, ya situados en un enfoque intercultural, pero no lo creo así. Para fundamentar mas ricamente nuestros argumentos también deberemos saber identificar y localizar los problemas de fondo de cualquier persona situada en alguna perspectiva que se interesé por el problema del fracaso escolar y haga su aportación sobre él, como esta autora.

El texto comienza haciendo referencia al concepto de “calidad” de la enseñanza en forma de pregunta, cuestionándose si el sistema educativo estaba preparado para la masiva entrada de estudiantes de diferentes culturas. La respuesta me parece muy obvia, y es que no estaba preparado. Pero al contrario de lo que parece pensar la autora, esto no creo que sea una catástrofe ni nada parecido, ya que si un sistema es el encargado obligatoriamente “por ley” de dar una respuesta educativa a unos alumnos provenientes de diferentes culturas, como es el caso, (recordemos que las culturas son siempre dinámicas) este sistema deberá de adoptar el mismo dinamismo para elaborar respuestas para dichos alumnos, interviniendo en los elementos previamente establecidos para adaptarlos a la situación. Creo que es más parecido a una cuestión de adaptación del sistema al medio al cual debe dar respuesta, que a un problema insalvable.

Después de esto, expone su opinión respecto a los objetivos sociales, y es que estos no son propios de la escuela. Aquí recuerdo que en clase hicimos la reflexión de que estos objetivos, además de los interculturales, son los que no reconocían las intervenciones asimilacionistas. Ello, unido a la creencia de que los niveles de enseñanza y la exigencia académica han descendido, nos da la respuesta a la primera pregunta formulada en el texto-guión de Laura, ¿qué función fundamental tiene la escuela para esta autora? Lo dice ella misma claramente en la página 23: “garantizar el derecho a la educación de los alumnos que sí quieren ser enseñados”. Otra posible lectura, que desde mi punto de vista es más racional, es que la escuela debe dar respuesta a los alumnos que mejor se adapten a ella, y los que no, pues habrá que pensar para ellos otro tipo de rehabilitación personal y social. Yo creo que lo que merece una verdadera rehabilitación, es decir, volver a hacer útil y servible, es el sistema educativo y no los alumnos de los que éste se encarga. Más adelante vuelve a exponer la función que ella cree que tiene la escuela: introducir a los jóvenes en la “alta cultura”. Con este término no sé muy bien a que se refiere, pero supongo que se trata de la trasmisión de contenidos conceptuales. Casi al finalizar el texto lo resume en que educar es igual a enseñar.

Dicho lo anterior, casi también nos queda contestada la segunda pregunta, sobre los factores responsables del éxito o fracaso escolar, ya que estos vienen determinados por la predisposición o no del alumno a aprender. Una visión bastante asimilacionista. Otra causa evidente según ella es el descenso de de los niveles de enseñanza y la falta de criterio de la pedagogía sobre los contenidos culturales, aquí creo que se vuelve a referir a los contenidos conceptuales.

Según avanzo en la lectura del artículo aumenta en mí la idea de que esta autora ha escrito esto como un desahogo lleno de prejuicios, que la dificultarían para adquirir una perspectiva asimilacionista.

Los impedimentos que encuentra la autora en el sistema escolar, para que éste no ejerza la función de la que ella cree que es responsable son varios, pero bastante semejantes, ya que parece que intenta enfocarlos en la misma dirección. Los identifica con la ausencia de autoridad de los profesores, con normativas que acortan los límites de actuación de éstos, con la presión burocrática a la que se someten los centros educativos, y básicamente, con la influencia de la pedagogía, contra la que arremete en varias ocasiones. Ésta parece ser que tiene por objetivo hacer una escisión entre enseñar y educar, a través del descenso de los contenidos culturales y de formación intelectual. A este fenómeno le da un nombre: “relativismo cultural”, justamente el mismo que se le da desde una perspectiva intercultural al asimilacinismo enmascarado. Esta autora me parece que no entraría ni en este grupo, desde una visión intercultrual, ya que creo que pertenece directamente al asimilacionismo sin enmascarar, al más puro.

Creo que intenta ver el problema como un sistema de vasos comunicantes, en el que si baja un factor sube el otro y viceversa. Para ella parece que la didáctica y la preocupación por la metodología están en un vaso distinto al del conocimiento y el saber, como si la intervención desde la corriente a la que ella llama “pedagógica” tuviera por objetivo crear personas ignorantes respecto a la cultura y al saber. Desde mi punto de vista está muy equivocada, principalmente porque su visión está llena de prejuicios hacia toda aquella intervención educativa que no sea la de introducir a los alumnos en la “alta cultura”.

Su postura creo que viene predeterminada por el hecho de que esta autora no ha asimilado que la educación es obligatoria, es decir, de que es un sistema que tiene la responsabilidad de dar respuestas educativas a todos los alumnos que a él acudan. Además creo que tampoco comparte nuestra visión del concepto “cultura” como algo dinámico y cambiante. Se puede apreciar casi al principio del texto cuando identifica a los alumnos que sí quieren ser enseñados y los distingue de los que no quieren y que además necesitan una rehabilitación. Por lo tanto no me parece respetuosa con los principios y condiciones de partida que establecimos en esta asignatura, universalidad y comprensividad, propios de una escuela democrática y plural.

La aportación de esta autora al problema del fracaso escolar me parece una perfecta definición del término asimilacionista, ni si quiera se acerca al relativismo cultural. Aporta ideas realmente positivas como que “es igual de imprescindible poner la enseñanza a disposición de todos como vigilar la calidad de dicha enseñanza”, o que “debemos de garantizar a las nuevas generaciones la enseñanza y la información des su herencia cultural”, pero a estas ideas les da respuesta desde una perspectiva, desde mi punto de vista, claramente equivocada y asimilacionista.

Creo que aunque este texto no aborde el problema del fracaso escolar desde nuestra perspectiva, nos puede resultar bastante enriquecedor, por lo menos a mí me lo ha resultado, para ver que el hecho de partir de unas ideas y conceptos equivocados, como son el no identificar, y ni si quiera llegarse a plantearse, la cultura como algo cambiante y dinámico, o no reconocer y saber aplicar los principios de universalidad y comprensividad, da como resultado una visión errónea del problema. Si a esto le añadimos unos cuantos prejuicios muy arraigados hacia otras perspectivas que intentan intervenir en el problema, obtenemos como resultado una visión muy equivocada de la realidad. El problema más grave es cuando estos defectos se encuentran dentro del propio sistema, ya que si partimos desde una perspectiva intercultural además de intentar hacer las cosas bien, deberemos intentar luchar contra esas preconcepciones erróneas que pueden dificultar mucho una intervención más positiva sobre el problema.

Otra idea que me ha enriquecido el texto es que adoptar una visión conservadora desde la que se observa todo como algo estático y monolítico es un problema, y más que para las posibles actuaciones que se puedan dar desde esa perspectiva lo es para la propia persona que adopta esta visión. Ya que se tendrá que enfrentar con una realidad que no es en absoluto como ella desea o tiene la preconcepción de que tiene que ser.



En la sesión 21 volvimos a tratar este texto, nuestro trabajo consistió en una puesta en común. La primera idea que aportó Laura fue que hay que ser consciente de las prácticas normalizadoras que se dan del sistema escolar para poder extraer alternativas interculturales. Esto me parece que concuerda con una de las primeras ideas que me surgieron al tratar este texto: debemos de saber analizar e interpretar posturas, que aunque no sean la intercultural, hagan su aportación al problema del fracaso escolar, tal y como lo hace este texto.

Las ideas que se expusieron en clase en relación al texto son prácticamente las que extraje en su momento: 1ª la autora considera que la disminución de la presencia de contenidos conceptuales equivale a una bajada en la calidad de la educación; 2ª de lo anterior surge una distinción entre alumnos que sí quieren aprender y los que no, según ella los primeros son “víctimas silenciosas” del descenso de la calidad; 3ª uno se los causantes de este descenso es la ausencia de autoridad de los profesores, 4ª esta consideración de ausencia de autoridad viene dada por la identificación de los contenidos conceptuales como centrados en el profesor y los procedimentales en el alumno. Su consideración del descenso de autoridad de la figura del profesor coincide con un aumento de la presencia en el proceso de enseñanza – aprendizaje de los procedimientos.

Una de las ideas más enriquecedoras de esta sesión para mí fue la siguiente. Poco a poco la diversidad se va convirtiendo en un conflicto de mayor importancia desde la etapa de infantil, donde la flexibilidad de respuesta al alumno es mayor, hasta la de secundaria, donde las prácticas están en un alto grado normalizadas. Creo que esta es una buena pista para analizar el fenómeno del fracaso escolar, y para darnos cuenta de que con una mayor flexibilidad en cuanto a metodología, estructura, organización, etc. se podría comenzar a reducir este problema.

Esta idea enlaza con la siguiente que surgió en la puesta en común y que me suscitó el interés. Consistía en un ejemplo, el de los niños de las nuevas generaciones que les puede considerar como “nativos tecnológicos” (dominan el uso de la informática y de Internet) mientras que la mayoría de los profesores y por lo tanto sus prácticas se encuadran en el grupo de “inmigrantes electrónicos”. Con esto quiero decir, que si partimos de la idea de que el sistema escolar debe de buscar la respuesta educativa más adecuada para sus alumnos y aplicarla, aquí tenemos un ejemplo muy evidente de donde se puede mejorar. Como dije en la sesión 18, creo que se trata de un problema de adaptación de la escuela al medio dinámico y continuamente cambiante, al que debe de responder. Si nos parece que la escuela debe de alcanzar el equilibrio con su medio (los alumnos) en el aspecto tecnológico, también nos parecerá evidente que debe de hacer lo mismo cuando el problema del desequilibrio viene dado por la integración al sistema de culturas minoritarias, e inmigrantes.

La última reflexión que quiero analizar de esta sesión es la de darle cada vez más importancia a los valores sociales, ya que estamos inmersos en un proceso creciente de globalización. La escuela es la base de la sociedad, y los alumnos de hoy serán los adultos de mañana. Cuanta más importancia y mejor se trabajen en la escuela todos valores que puedan servir para una mejor convivencia del individuo con su medio y sus iguales, más terreno habremos ganado para conseguir una convivencia mejor entre los individuos de nuestra especie.

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